Parecía ser un "delito perfecto". A través de un sitio de Internet de una empresa de mensajes de texto para teléfonos celulares, un marido anónimo contrató a un sicario para matar a su esposa. Sin embargo, fue un fracaso. ¿Falló el plan? No. Falló el asesino. El caso ocurrió en Japón, uno de los países donde más y mejor se ha difundido el uso de Internet y, sobre todo, de la telefonía móvil. La historia fue informada por la policía de Moriyama, un suburbio occidental de Tokio, cuyos efectivos detuvieron a los protagonistas del complot: Hiroshi Kawashita, de 34 años (el marido), y Makoto Isokawa, de 33 (el sicario). El marido quería cobrar el seguro de vida de su esposa. El asesino, que había trabajado como diariero, buscaba paliar su pésima situación económica. Jamás se habían visto las caras hasta que se cruzaron, por primera vez, esposados, en la comisaría.

Todo había comenzado con un anuncio en el sitio de la empresa de mensajes, en el que Isokawa hizo pública su necesidad de ganar dinero en poco tiempo. La respuesta le llegó de inmediato: una persona, Kawashita, le ofreció 237 mil euros para que matara a su esposa. Isokowa aceptó, pero no pudo concretar el negocio, ya que fue capturado poco después de su primer y único intento, después que su víctima logró escapar y pidió ayuda a sus vecinos. Poco después, el asesino amateur confesó todo, lo que permitió a la policía detener a Kawashita. Este es el segundo "delito casi perfecto" que, organizado a través de Internet, fracasa en Japón en las últimas semanas. Hace 15 días, un empresario le pagó a un joven de 19 años para que lo matara a fin de que su familia recibiera una importante suma pautada por su póliza de seguro de vida. Pero el empresario sobrevivió y su trampa fue descubierta.