Desmantelando un Legado Democrático

En un contexto de hiperinflación y un ejército que mantenía su influencia política, Menem optó por la «reconciliación nacional» a través del indulto. El Decreto 2741/1990 no solo liberó a figuras controversiales, sino que también representó una derrota para los principios democráticos adquiridos en la transición.

Libertad para los Responsables de Crímenes de Lesa Humanidad

Este decreto marcó el inicio de una segunda serie de indultos, beneficiando a líderes como Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera, quienes ya habían sido condenados. La salida de prisión de estos exmilitares fue recibida con indignación y indignación social.

La Justificación del Olvido y sus Consecuencias

Menem argumentó que el país necesitaba un «borrón y cuenta nueva» para atraer inversiones, pero su decisión contradijo principios del derecho internacional. El texto del decreto pretendía poner fin a un proceso que muchos ya consideraban como una cuestión de ética universal.

El Surgimiento del Escrache: Una Resistencia Activa

El indulto generó una respuesta contundente de la sociedad civil. Aquel diciembre de 1990 fue el punto de partida para nuevas formas de resistencia, donde los organismos de Derechos Humanos comenzaron a realizar «escraches» en las casas de los indultados, manteniendo viva la memoria sobre los crímenes de la dictadura.

Un Camino Hacia la Justicia: 2003-2007

La lucha por anular los indultos y recuperar la justicia fue ardua. En 2003, el Congreso Nacional declaró la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Finalmente, en 2007, la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucionales los indultos de Menem, reafirmando la firmeza del Estado ante los crímenes de lesa humanidad.