El enfrentamiento de 12 días en junio entre Irán e Israel, que resultó en más de 1,000 muertos iraníes y 29 israelíes, dejó a las instalaciones nucleares iraníes severamente dañadas y provocó un aluvión de especulaciones sobre los siguientes pasos de Teherán.

A pesar de los informes de los servicios de inteligencia estadounidenses que afirman que Khamenei no ha autorizado un programa de armas nucleares, algunos analistas sugieren que la presión interna ha crecido tras los recientes ataques.

La directora de Inteligencia Nacional de EE.UU., Tulsi Gabbard, declaró en marzo que no hay evidencia de que Irán esté construyendo un arma nuclear y que el programa suspendido en 2003 aún no ha sido retomado.

No obstante, Gabbard también mencionó un cambio en el discurso interno de Irán sobre armas nucleares, lo que podría estar fortaleciendo a los defensores de este desarrollo.

En octubre, el director de la CIA, William Burns, expresó su confianza en que Estados Unidos podría detectar cualquier trabajo relacionado con la creación de armas nucleares con rapidez.

Sin embargo, el Consejo Nacional de Resistencia de Irán, en el exilio, afirmó que Khamenei habría instruido a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica a acelerar la construcción de bombas nucleares, aunque estas afirmaciones no han sido corroboradas por agencias de inteligencia internacionales.

Un informe del Instituto de Política Internacional de Italia (ISPI) sugiere que, tras el conflicto, Khamenei pudo haber cambiado de opinión y autorizado el desarrollo de cabezas nucleares compactas, sin aumentar la enriquecimiento de uranio más allá del 60%.

Este cambio estratégico podría ser el resultado de la ineficacia demostrada de los sistemas defensivos iraníes durante el enfrentamiento, dejando a la nación con pocas alternativas de disuasión ante EE. UU. e Israel.

Irán ha avanzado considerablemente en su capacidad de enriquecimiento de uranio, alcanzando 441 kg de uranio al 60% de pureza justo antes de los ataques israelíes en junio de 2025, el nivel más alto registrado por un Estado no nuclear.

Un informe de inteligencia estadounidense de noviembre de 2024 indicaba que Irán tiene suficiente material fisible para potencialmente crear más de una docena de armas nucleares.

Aunque Irán posee la habilidad técnica para enriquecer uranio rápidamente, los desafíos para desarrollar cabezas nucleares compactas son significativos.

La experiencia de Pakistán, que desarrolló cabezas nucleares compactas en un periodo de 15 años, demuestra que se requieren simulaciones y pruebas exhaustivas, lo que podría representar un reto adicional para Teherán si decide priorizar este desarrollo.

En medio de esta situación, se ha reportado que Corea del Norte está intensificando su colaboración con Irán en el desarrollo de misiles balísticos, aunque no está claro si esto incluye avances hacia dispositivos nucleares compactos.

Las tensiones de junio alteraron el equilibrio estratégico, y las represalias de Israel incluyeron ataques a las principales instalaciones de enriquecimiento en Irán, complicando aún más la situación geopolítica.

Funcionarios iraníes han empezado a discutir la posibilidad de reconsiderar su prohibición de desarrollar armas nucleares. Un grupo de parlamentarios instó al Consejo Supremo de Seguridad Nacional a incluir armas nucleares en la doctrina de defensa del país.

Este enfoque renovado podría abrir la puerta a una modificación de la fatwa que prohíbe el desarrollo de armas nucleares, señalando que el tiempo y las circunstancias pueden dictar nuevos caminos para Teherán.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) no ha podido acceder a los sitios nucleares más críticos de Irán desde los ataques de junio. La falta de inspecciones representa un gran reto para garantizar la seguridad y la transparencia en la región.

Se sugiere que Irán ha trasladado cantidades significativas de uranio enriquecido a sitios secretos, lo que podría representar una amenaza aún mayor para la seguridad internacional.