viernes, diciembre 26, 2025
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Rusia pierde control de mercado negro de datos filtrados

La Lucha de Rusia Contra el Mercado Ilegal de Datos Personales: Un Desafío Creciente

La Kremlin intensifica sus esfuerzos por controlar un vasto mercado clandestino de datos personales filtrados, una red oscura que ha sido utilizada por periodistas, cuerpos de seguridad y grupos criminales durante años.

Desde hace más de diez años, el mercado conocido como probiv ha florecido en Rusia, permitiendo a los usuarios acceder a información privada de forma rápida y a bajo costo. Este término, que significa «perforar» o «buscar», describe una economía paralela alimentada por una red de funcionarios corruptos y empleados del sector público dispuestos a vender datos de bases de datos restringidas.

El Ecosistema Delictivo y su Crecimiento

Si bien las bases de datos filtradas son un fenómeno global, la magnitud y uso habitual del probiv tienen su singularidad en Rusia. Su desarrollo está estrechamente ligado a la corrupción sistémica del país, convirtiéndose en una herramienta vital tanto para quienes buscan aprovechar el sistema como para aquellos que intentan exponerlo.

Acceso a Información Sensible

Por tarifas que pueden comenzar en $10, los compradores pueden acceder a números de pasaporte, direcciones, antecedentes de viajes, registros de vehículos e incluso documentos policiales. A niveles más altos, es posible adquirir expedientes completos de individuos, que incluyen metadatos sobre llamadas y desplazamientos.

Un Uso Ambivalente entre Periodistas y Fuerzas de Seguridad

El uso de probiv genera controversia entre los periodistas rusos, ya que ha respaldado investigaciones de alto perfil, como la que rastreó a la unidad de seguridad FSB responsable de la intoxicación de Alexei Navalny. Sin embargo, también es utilizado por las fuerzas policiales y de seguridad para monitorear a activistas y figuras opositoras.

Una Amenaza Reconocida

A medida que el conflicto en Ucrania se extiende, el Kremlin ha comenzado a ver el probiv menos como una conveniencia tolerada y más como una seria amenaza. Los grupos de estafas telefónicas han empezado a explotar los datos filtrados a gran escala, mientras que los servicios de inteligencia ucranianos han encontrado en este ecosistema una vía para identificar y eliminar funcionarios militares en Rusia.

En una de sus conferencias anuales, el presidente Vladimir Putin admitió que un amigo cercano había sido víctima de una estafa telefónica. Este reconocimiento fue el catalizador para que los servicios de seguridad comenzaran a cerrar filas en torno al mercado de probiv.

Medidas Drásticas del Kremlin

Desde entonces, Putin ha promulgado leyes que endurecen las penalizaciones por filtraciones de datos, que pueden conllevar hasta diez años de prisión por acceder o distribuir información sensible. Las operaciones de seguridad han intensificado sus esfuerzos, deteniendo a varios operadores y atacando la infraestructura que sostiene este mercado clandestino.

Sin embargo, según Andrei Zakharov, periodista de investigación, los esfuerzos del Kremlin parecen haber producido el efecto contrario. Muchos de los operadores de probiv han trasladado sus negocios al extranjero, donde enfrentan menos restricciones y riesgos inmediatos de arresto.

Un Entorno Más Peligroso

Desde que las autoridades rusas comenzaron a restringir el acceso y se intensificaron las represalias, los operadores del probiv han comenzado a liberar información cada vez más sensible. Un ejemplo notable fue la filtración masiva de la base de datos Kordon-2023, que contenía datos sobre personas que cruzaron las fronteras rusas entre 2014 y 2023.

Servidores populares, como Himera, que previamente cooperaban con las autoridades, han decidido cortar lazos con la policía y reubicar a su personal para evadir la represión.

El Papel de los Hackers

Asimismo, hackers pro-ucranianos han participado activamente, saboteando sistemas estatales y comerciales en Rusia, filtrando información a menudo motivados por razones ideológicas. Un ejemplo destacado fue el grupo KibOrg, que publicó una base de datos de clientes de Alfa Bank, el mayor banco privado de Rusia, con datos de aproximadamente 24 millones de personas.

“Conjuntamente, nunca ha sido tan fácil acceder a datos privados rusos”, concluyó Zakharov, resaltando la gravedad de la situación actual.

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