Cinzia Pellegrini, vicedirectora de la Escuela N° 503 de San Fernando, decidió abrir las puertas de la institución durante un paro general. Lo que comenzó como un día ordinario terminó en una pesadilla: un padre irrumpió en busca de respuestas y, antes de que se pronunciaran palabras, la atacó violentamente. El ataque dejó a Pellegrini con múltiples fracturas y la obligó a dejar su vocación de enseñanza, dejando tras de sí una sensación de impotencia y dolor prolongado.

Un Fenómeno en Aumento

Desde aquel trágico día en 2015, el panorama de la violencia escolar ha cambiado drásticamente. Lo que antes se consideraba un fenómeno aislado ahora se manifiesta de manera recurrente y cada vez más violenta. Escenarios de agresiones y vandalismo se han vuelto comunes en diversas instituciones educativas a lo largo del país, haciendo eco de un clima de impunidad y falta de sanciones efectivas.

Violencia en las Aulas: Estadísticas Alarmantes

Un reciente informe de la UNESCO señala que tres de cada diez estudiantes a nivel mundial sufren acoso, mientras que en Argentina, esta cifra se dispararía a seis de cada diez alumnos de sexto grado. La preocupación se amplía con datos que ubican al país entre las primeras naciones en casos de bullying y ciberbullying. La falta de programas preventivos sólidos y la subestimación del clima escolar han sido identificadas por expertos como factores clave que alimentan este ciclo de violencia.

Demandas Urgentes de la Comunidad Educativa

En respuesta a la creciente violencia, las comunidades educativas han comenzado a movilizarse. Docentes han alzado la voz para pedir un cambio radical en la gestión del conflicto escolar e instan a las autoridades a implementar medidas más efectivas y claras. La falta de respuesta institucional ante casos de agresión y la percepción de desprotección se han convertido en un punto crítico para los educadores.

Una Mirada Hacia el Futuro: Propuestas y Desafíos

Si bien algunas jurisdicciones han iniciado cambios, como la introducción de protocolos de prevención y la reactivación de sanciones disciplinarias, aún queda mucho camino por recorrer. Especialistas destacan la necesidad de un enfoque integral que priorice no solo la respuesta ante conflictos, sino la educación en valores de convivencia y respeto. Solo así se podrá construir un entorno educativo seguro y propicio para el aprendizaje.

La urgencia de actuar es clara. La escuela debe ser un espacio de paz y respeto, donde se forme no solo en saberes académicos, sino en la convivencia y el respeto por el otro.