Puede parecer un simple Boeing 747, pero detrás de su apariencia se esconde una de las aeronaves más imponentes y secretas del planeta: el Boeing E-4B, también conocido como el “Avión del Juicio Final”. Su función no es comercial ni turística: está diseñado para convertirse en un centro de mando aéreo en caso de una catástrofe global, un conflicto nuclear o una emergencia internacional extrema.
Este avión forma parte del escudo estratégico de Estados Unidos y está preparado para despegar en cualquier momento. Solo existen cuatro unidades en el mundo, y su uso está reservado a situaciones críticas. Se activa principalmente cuando el secretario de Defensa viaja al extranjero y también puede ser utilizado por el presidente de EE.UU.
Qué tiene de especial el Boeing E-4B
El E-4B es un “búnker volador” con capacidad para 112 personas. Está blindado contra pulsos electromagnéticos y cuenta con sistemas de comunicación tan avanzados que le permiten mantenerse operativo aún si el resto del país queda fuera de línea.
El interior del avión está dividido en tres niveles y seis secciones: zona de mando, sala de conferencias insonorizada, sala de reuniones, área de operaciones, espacio de comunicaciones y sector de descanso con 14 camas. No tiene ventanas, lo que refuerza su diseño militar y de protección ante amenazas externas.
Un avión pensado para la crisis mundial
Este avión no es solo un símbolo de poder. En medio de las crecientes tensiones geopolíticas, como el conflicto entre Israel e Irán o la disputa tecnológica entre China y EE.UU., el E-4B representa la capacidad de seguir tomando decisiones militares aún en el peor de los escenarios.
Además, el contexto global refuerza la importancia de este tipo de aviones. Estados Unidos y China compiten actualmente por desarrollar el primer caza de sexta generación, en una carrera donde incluso los norteamericanos admiten que podrían no llegar primero. Andrew Hunter, funcionario de la Fuerza Aérea de EE.UU., lo reconoció en una entrevista, afirmando que “no hay garantía de que EE.UU. cruce la línea de meta primero”.
A pesar de sus capacidades técnicas, la presión por mejorar sistemas de defensa es alta. La reactivación del programa NGAD (próxima generación de aviones de combate) será clave, especialmente si Donald Trump vuelve al poder en los próximos meses.