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sábado, abril 20, 2024
Caminar lento a los 45 años puede ser una señal de envejecimiento rápido

Caminar lento a los 45 años puede ser una señal de envejecimiento rápido

La velocidad con que las personas caminan a los 45 años es una señal de cuánto envejecen sus cerebros, así como sus cuerpos, según el más reciente estudio científico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos), el cual midió 19 factores en personas de esa edad.

Mediante una simple prueba de rapidez al caminar, los investigadores pudieron medir el proceso de envejecimiento. El equipo internacional de científicos informó que no solo los cuerpos de aquellos que caminan más lento envejecen más rápido, sino que su apariencia cambia, como la de personas más viejas, y tienen cerebros más pequeños.

Debido a los hallazgos encontrados, los investigadores lo definieron como una sorprendente revelación. “Lo que es realmente sorprendente es que esto se da en personas de 45 años de edad, no en pacientes geriátricos a los que usualmente se les evalúa con estas medidas”, mencionó Line Rasmussen, investigadora de posdoctorado en el Departamento de Psicología y Neuroconciencia de Duke.

Los médicos a menudo estudian la velocidad al caminar en los mayores de 65 años, porque es una forma de evaluar la salud en general. Esto es un indicador de la fuerza muscular, el equilibrio, la función pulmonar, la fuerza de la columna vertebral y la vista. Caminar más lento en la vejez también se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia.

Por ello, la OMS recomienda hacer ejercicio para un envejecimiento activo. Según Javier Ribas, portavoz de MONEDEROSMART, los adultos mayores deben realizar al menos dos horas y media de ejercicio aeróbico moderado.

“En promedio, son alrededor de 30 minutos la mayoría de los días de la semana. Además de caminar, existen alternativas para adaptarse a cualquier nivel de actividad física y estado de forma. Por ejemplo, las bicicletas estáticas les proporcionan mayor equilibrio, el remo mejora y corrige la postura corporal, entre otros’’, afirma.

Sin embargo, la prueba de velocidad de caminata se probó mucho antes en adultos de mediana edad y no en mayores de 65 años. El estudio se realizó en 1.000 personas de Nueva Zelanda que nacieron en la década de 1970 y fueron monitoreadas hasta los 45 años. Los participantes de la investigación se sometieron a pruebas físicas, de función cerebral y escáneres cerebrales, y durante su infancia tuvieron pruebas cognitivas cada dos años.

La deducción es que caminar más rápido está relacionado con mejores resultados de las funciones cerebrales. En la última evaluación de los participantes, las pruebas de tomografía cerebral computarizada revelaron que quienes caminan más lento tienden a tener un volumen cerebral menor.

“En resumen, sus cerebros parecen más viejos” precisó el informe. Además, estas personas lucen mayores físicamente, particularmente en el rostro, de acuerdo al análisis de la “edad facial” en fotografías de cada participante. Los investigadores resaltaron que estas diferencias pueden estar ligadas a decisiones de estilo de vida.

Sin embargo, las consecuencias físicas por llevar un inadecuado estilo de vida no es información reciente. Según un estudio realizado por la OMS, Argentina está ubicada entre los 20 países más sedentarios. Un escenario preocupante, ya que entre otras consecuencias puede aumentar el riesgo a sufrir diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

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