El Robo del Siglo en Amberes: Un Crimen Perfecto a Base de Detalles Insólitos
El asalto al Centro Mundial de Diamantes de Amberes fue una hazaña delictiva que sorprendió al mundo. Sin un solo disparo, ni alarmas activadas, un grupo de criminales se llevó un botín de 100 millones de dólares. Pero, un simple sándwich de salame fue la pieza que derrumbó su meticuloso plan.
Un Golpe Silencioso en el Corazón de Amberes
El 17 de febrero de 2003, el detective belga Patrick Peys recibió una notificación inesperada: la cámara acorazada del famoso centro había sido vulnerada. Más de 100 cajas fuertes estaban abiertas y el tesoro, compuesto de diamantes y oro, había desaparecido sin dejar rastro. Lo más desconcertante fue que el sistema de seguridad, considerado infalible, no había sonado ninguna alarma.
Ingenio al Servicio del Crimen
Los ladrones, con un conocimiento técnico asombroso, lograron desactivar los sensores de seguridad utilizando un ingenioso truco: cubrieron detectores de calor con materiales aislantes montados en un simple palo de escoba. Mientras tanto, manipularon el sistema magnético de la puerta sin que se activara ninguna alarma, dejando a los investigadores perplejos.
Investigación y Primeras Pistas
Poco después del robo, la investigación se adentró en un laberinto sin pistas claras. Las cámaras de seguridad del edificio habían sido sustraídas y parecía que los delincuentes eran auténticos maestros. Sin embargo, un descubrimiento inesperado en un bosque cercano pronto cambiaría la dirección de la pesquisa.
August Van Kamp, un jubilado conocido por su habilidad para denunciar residuos ilegales, encontró bolsas con documentos triturados y diminutos diamantes verdes. Lo que parecía un hallazgo menor se convirtió en la clave para desentrañar el misterio del robo.
El NOMBRE Que Cambió el Juego
Entre los desechos surgió el nombre de Leonardo Notarbartolo, un comerciante italiano de diamantes que operaba en el Centro Mundial de Diamantes. Curiosamente, su caja fuerte no había sido forzada, lo que levantó sospechas sobre su rol en el crimen. A medida que los investigadores indagaban más, se encontraron con pruebas que apuntaban a su implicación en un elaborado plan.
Un Sándwich y Un Recepción Reveladora
Surge un nuevo giro en la investigación tras hallar un sándwich de salame y un recibo de supermercado en las mismas bolsas de basura. Este detalle llevó a los agentes a identificar a Ferdinando Finotto, un conocido delincuente vinculado a la banda compuesta por expertos delictivos llamados «la Escuela de Turín».
Juicio, Condenas y un Botín Perdido
Las condenas llegaron en 2015, pero el líder de la banda, Notarbartolo, recibió una pena de diez años, mientras que otros miembros enfrentaron cinco. Sin embargo, el destino del valioso botín sigue siendo un misterio; se cree que fue diseminado y comercializado de forma clandestina en Italia.
