Ideas para desarrollar tu creatividad

Ideas para desarrollar tu creatividad

1. Problema: “Quiero proponer nuevos proyectos, pero me da miedo que mi jefe se los apropie”

Solución: Lo primero que hay que preguntarse es por qué tenés miedo. Lo que es obvio, hay que ponerlo como no obvio. Por ejemplo, si pensás que es obvio tener miedo porque tu jefe podría apropiárselo y ser reconocido él en vez de vos, entonces tenés que posicionarte en otro lugar. Con la creatividad se intenta ir al fondo de los problemas. En este caso, el miedo a no ascender, a no ser reconocido, a que sientan como talento a tu jefe y no a vos, es lo que te está frenando. Todo esto tiene que ver con la autoestima, con la claridad sobre cuál es tu trabajo y cuál querés que sea tu trabajo.

Entonces, el consejo es: si tenés proyectos nuevos, ¡dale para adelante! En todo caso, si temés que alguna persona –tu jefe u otra– se los apropie, quizá tenga sentido sentarte con él y plantearlo, ya que es el prejuicio el que suele obstaculizar el pensamiento creativo. Quizás estás equivocada; y si no, tal vez vendría bien tratar de entender por qué lo hace. Quién te dice, lo que parecía ser una barrera termina siendo un puente y genera una conversación que te ayude a comprender mejor a tu jefe, y tu jefe sentirá que cuenta con una persona capaz y valiente.

2. Problema: “Tengo una idea para un microemprendimiento, pero no sé si será rentable”

Solución: La rentabilidad no debería ser un filtro para que una idea evolucione. No podés exigirle a una idea que sea rentable cuando apenas está comenzando. Pero sí una vez que se transformó en proyecto. Para eso, hace falta foco y un gran entusiasmo sostenido en el tiempo. Además, que una idea sea rentable no depende sólo de vos. Actualmente, la gran habilidad pasa no sólo por tener una idea, sino por encontrar a la gente que te ayude a llevarla adelante. Tener el know-how, pero sobre todas las cosas, tener el know-who. Para que tu idea surja, sea exitosa y haya un mercado que la valore como innovadora y creativa, tienen que darse tres cosas:

1. mucho conocimiento acerca de la disciplina sobre lo que estás planteando la idea; 2. capacidad de pensar creativamente y construir habilidades cognitivas; 3. tenés que estar guiada por el deseo de generar una idea creativa, lo que se llama motivación intrínseca. Es decir, generar buenas ideas porque querés generar buenas ideas y no porque vayan a ser rentables. Si lo que te guía es la rentabilidad, muy probablemente la creatividad no emerja, porque te está guiando algo fuera de la idea en sí.

3. Problema: “Sé que la empresa puede crecer aun más, pero no sé cómo contagiar esa convicción y entusiasmo a mis empleados”

Solución: Primero, si sos líder en una empresa y te guía un deseo con respecto a la actividad que ésta desarrolla, solamente tenés que ser vos misma. Así, vas a comenzar a contagiar con tu espíritu a los empleados. Segundo, para contagiarlos, tenés que ayudarlos a que encuentren su estrella. Entonces, lo que cabe preguntar es: ¿qué quiere el otro?, ¿qué busca desarrollar la otra persona?, ¿qué quiere hacer esa otra persona en mi compañía?, ¿por qué está acá? De este modo, ayudás a los empleados a que se conecten con su deseo, con su motivación intrínseca, y así conectás su deseo con la actividad que desarrolla la empresa. Si están desconectadas esas dos cosas, es difícil contagiar y difícil que la creatividad emerja. Es un error creer que la creatividad se motiva a través de más bonos, más plata y/o más reconocimiento. Esos son motivadores extrínsecos, que si no operan sobre algo intrínseco –que es el deseo real de ellos de hacer algo por el hecho de hacerlo, más allá del dinero–, no sirven.

4. Problema: “Me cuesta trabajar en equipo y prefiero resolver las cosas por mi cuenta porque no sé involucrar al resto”

Solución: Solos no podemos, necesitamos de otros. Estamos acostumbrados a sentirnos cómodos con quienes son igual a nosotros y desacostumbrados a aprender, dialogar y conversar con quienes piensan diferente. Sin embargo, ellos son quienes garantizan diversidad y, por ende, mayor innovación y creatividad. Por lo tanto, si querés proyectos creativos y mejores decisiones, tenés que recurrir a equipos diversos en los que haya una mayor diferencia de capacidades y habilidades. La diversidad es uno de los ejes fundamentales de la creatividad. Para aprender a dialogar en esa diversidad, primero aceptá que el otro es distinto y que puede tener tanta razón como vos.

Segundo, entendé que tus ideas son una pieza del rompecabezas; lo mejor es el rompecabezas, no tu pieza. Y tercero, mimá a tu ego para que se relaje un poquito. Mucho ego atenta contra la capacidad de construir en conjunto. Juntá tu deseo personal con el deseo colectivo. Cuando los dos se encuentran, surge la alta creatividad. Por último, comprender la diferencia entre el individualismo (que lleva a una sociedad fragmentaria) y la individualidad (aquello que te hace única y que debés enaltecer y elevar).

5. Problema: “Sé lo que me gusta hacer, pero no sé cómo convertirlo en un oficio redituable”

Solución: Cuando descubrís lo que te gusta hacer, tarde o temprano encontrás la manera de vivir más o menos de eso. No sabés cuándo –si hoy, en un mes o en diez años–, pero nunca debés abandonarlo. Por más que no tengas muy claro de qué manera hacerlo redituable, no entregues tu deseo. Conectate con gente que tenga cierta habilidad y capacidad de convertir ideas en proyectos concretos y prósperos que te enseñen cómo lo hacen. Nadie posee todas las capacidades: hay personas que manejan la capacidad de hacer cosas redituables pero no saben encontrar su deseo, y otras a las que les sucede lo contrario.

Pero además, hay gente que encontró su deseo y lo volvió un hecho redituable. Entonces, estaría bueno que te juntaras con esas personas para que te inunden con consejos e información sobre cómo hacerlo. No hay recetas; sin embargo, hay un error común, que es equivocar el orden y poner lo redituable antes del deseo. De ese modo, uno apaga el deseo y, finalmente, no termina en algo redituable.

6. Problema: “Quiero proponerle cambios a mi socio, pero no tengo una justificación racional”

Solución: Para dejar fluir la creatividad, es necesario tomar como válidas algunas experiencias que no provienen de la razón sino de la intuición y las emociones. Es cierto que es muy difícil sostener una sociedad si uno de los dos socios apuesta mucho a las decisiones intuitivas mientras que el otro lo hace sólo de forma racional. Ahora, si eso es una parte menor en tu sociedad, vas a tener que ayudar a tu socio a que encuentre valor en la intuición y encontrar vos valor en lo racional, es decir, hallar el equilibrio.

En este caso, quizá lo primero sea decirle a tu socio: “Siento con el corazón y con el estómago que ante tal o cual decisión tenemos que hacer tal cosa, y no me preguntes por qué, porque no lo puedo defender racionalmente. Pero creeme que es lo que siento y estoy segura de que va a suceder”. Cuando vos lo planteás en esos términos, seguramente te creerá. Está demostrado científicamente que los altos ejecutivos deciden más en forma intuitiva que racional. Los tiempos de hoy son tan rápidos que hay que apelar necesariamente a la intuición.

7. Problema: “No estoy conforme en mi trabajo y me quiero independizar, pero me da miedo fracasar”

Solución: Apostar por algo nuevo siempre da miedo, pero, como te deben haber dicho tantas veces, el peor fracaso es no intentarlo. El fracaso no debe ser una preocupación. La sugerencia es que hagas un análisis de costo-beneficio para evaluar seguir adelante o no. Tenés que saber que ser independiente no es la panacea, y que, de hecho, nunca se es independiente, porque siempre vas a responderle a alguien, ya sea jefe o cliente. Por otra parte, no estar conforme con tu trabajo no significa que la salida sea ser independiente. Quizá tenga que ver con otras razones.

Entonces, primero conectá con tu deseo (¿qué querés hacer?, ¿quién sos vos?, ¿cuál es tu misión?, ¿qué querés construir?, ¿que le querés dar a la sociedad?), y si finalmente descubrís que tu camino es ser independiente, tirate a la pileta. Pretender que no existan riesgos ante decisiones nuevas es como no tener decisiones nuevas. Podés probar un año; total, siempre se puede volver, y un empleador va a valorar mucho más a alguien que hizo el intento de hacer algo nuevo que a alguien que se quedó en el molde. Si no funciona, en vez de fracaso, asumilo como una forma de aprendizaje.

8. Problema: “No quiero proponer muchas ideas porque soy nueva y no quiero que mis compañeros crean que les quiero serruchar el piso”

Solución: Si vos no querés serruchar el piso al otro, difícilmente el otro crea que vos querés hacerlo. Si imaginás que el otro está pensando que le serruchás el piso, es porque en algún punto algo te pasa con ese tema. Si en cambio te das cuenta de que, a pesar de que ésa no sea tu intención, tus compañeros piensan que sí, basta solamente la realidad: el quehacer cotidiano lo demostrará. Hay que dejar de guiarse por lo que pensamos y empezar a guiarse por lo que vemos, por el accionar real. Los fantasmas son irreales y existen sólo si vos los creás. El pensamiento da forma a la realidad, y si entrás pensando todo el tiempo en la competencia, vas a terminar compitiendo. Hay que pensar en positivo, en cosas que agreguen valor. Dales más lugar a los pensamientos positivos que a los negativos.

9. Problema: “En las reuniones de trabajo todos tiran ideas, pero nunca llegamos a nada”

Solución: Es posible que no estés organizando una sesión de ideas de la manera correcta y, como resultado, falla el proceso creativo. Para que la técnica del brainstorming (o tormenta de ideas) sea exitosa, tenés que seguir ciertas reglas. La reunión debe dividirse en dos momentos fundamentales: la primera mitad debe ser “la reunión de divergencia”; la segunda mitad, “la reunión de convergencia”. La primera es el momento en el cual todos van a generar muchas ideas diferentes y nadie las va a juzgar. Los cuatro pasos de Alex Osborn son:

1. diferir el juicio (ponerlo a un costado, porque si juzgás las ideas, significa que no estás pensando otras nuevas); 2. pensar muchas ideas (cuando buscás cantidad, a la larga una buena idea surge); 3. tratar de construir sobre las ideas de los otros; 4. buscar ideas diferentes, salvajes, creativas, originales, novedosas (de una idea muy loca, se generará una idea nueva y no tan loca, pero si las evitás, también evitarás las ideas buenas).

Una vez que generaste una gran cantidad de ideas, eligen entre todos cinco criterios con los cuales van a juzgarlas y luego seleccionan las mejores. Así habrán llegado a generar ideas.

10. Problema: “No sé cómo convertirme en una líder creativa y estimular la creatividad de mi personal”

Solución: La mujer, por su condición natural, dispone de más recursos que el hombre para generar espacios –no sólo físicos, sino psicológicos, culturales– que estimulen la creatividad. Lo primero que tenés que hacer para propiciar estos entornos creativos es promover el riesgo, es decir, jugar y experimentar con ideas, permitir que las personas prueben cosas nuevas. Lo segundo, llevar el humor a los ambientes de trabajo. Esto significa incorporar lo lúdico, ser flexible con las ideas. Lo tercero, estimular la diversidad en el equipo de trabajo.

Y, por último, habilitar la suficiente libertad, autonomía y entusiasmo para que puedan actuar creativamente. Una líder innovadora tiene que ser la llave con la cual los equipos de trabajo encuentran su deseo; la puerta la tiene que abrir cada uno

Por Gloria Montanaro. Ilustraciones de Celina Hilbert.

Fuente > http://www.sion.com/revistas/ohlala/?_=Bvp

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