Se impone el “sólo efectivo” en los comercios

Se impone el “sólo efectivo” en los comercios

Desde hace años, las tarjetas de crédito y débito han sido la forma de pago preferida por la mayoría de los argentinos. Sin embargo, el aumento de los costos, la necesidad de cancelar deudas con proveedores, de reponer mercadería, de pagar los sueldos a los empleados a fin de mes y también de cumplir con los impuestos, abonar alquileres o gastos de luz, entre otros conceptos, han llevado a los dueños de locales a recurrir a otros mecanismos para poder hacer frente a las diversas obligaciones.

“El comerciante recibe el dinero de las ventas con tarjeta entre 14 y 20 días después de la operación y eso complica la cadena de pagos”, advierte Vicente Lourenzo desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Así, es posible ver carteles en la vidriera de los negocios en los que se consigna la leyenda: “Sólo efectivo” o “No se aceptan tarjetas”.

Esto, indudablemente, genera descontento entre los clientes pero, según afirman comerciantes y especialistas, viene a ser una suerte de “único remedio” para poder “seguir remándola”.

Según pudo relevar iProfesional.com, el fenómeno se manifiesta en distintos rubros. Uno en el que se destaca es en el gastronómico, pero también puede advertirse, por ejemplo, en el caso del sector de indumentaria en donde hasta se “premia” con fuertes rebajas a quien pague en “cash” aun a costa de sacrificar buena parte del margen de rentabilidad.

Al respecto, Fabián Castillo, desde la CAME sostiene: “Por todos los costos que se deben afrontar, el efectivo es cada vez más valorado. Es que, especialmente para los locales más chicos, la bancarización es un tema que les resta liquidez”.

En tanto, Lourenzo ejemplifica la situación en el rubro gastronómico y agrega que “los empresarios que manejan los comercios tienen que pagar sueldos, cargas sociales, impuestos y abonarle a los proveedores y eso los obliga a tener que cumplir con una cantidad de cubiertos por mes”.

Es decir, necesitan generar cierto nivel de ingresos. De modo tal que, como indica Martín Blanco, director de la agencia Moebius Marketing, “a la hora de hacerse de efectivo, los dueños de los negocios adoptan una solución de corto plazo”.

Los restaurantes, un caso testigo

En la actualidad, es posible ver las mencionadas leyendas de “Sólo efectivo” en cafeterías, pizzerías, restaurantes y locales de comidas rápidas, entre otros comercios que forman parte del rubro gastronomía.

Consultadas por este medio, diversas fuentes del sector aseguran que, a pesar de ser una medida que es recibida con antipatía por los clientes, son muchos los empresarios que debieron recurrir a esa instancia como consecuencia de los problemas que les trae el pago con tarjeta.

“Preferimos esta forma de trabajo”, señala a este medio un encargado de un local de “Lo de Carlitos”, la famosa cadena de restaurantes que cuenta con varias sucursales en Capital Federal y en la costa.

Una respuesta similar se obtuvo al consultar en una parrilla ubicada en pleno Palermo Hollywood, en la esquina de Fitz Roy y El Salvador: “Es una política del restaurante”.

Estos son algunos de los tantos ejemplos en los que ahora la palabra “tarjeta” no goza de “derecho de admisión”.

“Los dueños de varios locales locales están al límite de los costos y si encima se le suma el tema de los plásticos, la situación se complica aún más”, enfatiza Lourenzo.

En tanto, Blanco destaca: “Hace 12 años que trabajo con el rubro gastronómico y los empresarios me cuentan lo que les ocurre en sus negocios. Ahora están desesperados por la pérdida de cubiertos”.

Y puntualiza que, en 2012, el consumo en restaurantes “sufrió una caída de entre el 15% y el 20 por ciento”.

Roberto Brunello, de Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA), comenta que, de seis meses atrás a esta parte, “los argentinos redujeron en un 50% sus salidas a comer afuera”.

“La gente va la mitad de veces en comparación con el año pasado. El que salía tres veces por semana, hoy va una”, remarca.

También señala que en la costa el panorama es similar: “Los restaurantes en estas vacaciones no están trabajando bien”.

Y, por si fuera poco, afirma con preocupación: “Los costos que deben afrontarse se fueron incrementando ya que subieron muchísimo los precios de las frutas, las verduras y la carne”.

Los empresarios del sector ven que sus números no cierran y es así que se enfrentan a una encrucijada: poner los “poco felices” carteles de “Sólo efectivo” o aceptar tarjetas a costa de estirar los pagos a proveedores lo máximo posible o bajar calidad.

No obstante, ahora no es tan fácil “patear proveedores”: “Nos entregan mercadería contra culata de camión”, confiesa preocupado el encargado de un local gastronómico de Las Cañitas, que ofrece 30% de descuento por el “cash”.

La necesidad de efectivo se extiende a otros rubros

De acuerdo con el economista Fernando Moiguer, ”los locales hoy precisan caja y hacerse de dinero líquido mucho más que hace un año”.

En esta misma línea, Lourenzo también afirma: “Hoy hay una gran necesidad de liquidez en el mercado en general”.

Según Castillo, en el caso del rubro textil, por ejemplo, “muchos están pensando en no sumarse de forma permanente a las promociones con tarjetas”.

“No nos convenía, porque en los días de promoción se nos llenaba el negocio de gente y en los otros quedaba vacío”, explica a iProfesional.com un empresario del rubro calzado con puntos de venta en los principales shoppings.

En tanto, Adrián Kittner, de eConsultora se refiere a esta situación y apunta que la demanda de efectivo es tal que hasta se lanzaron descuentos impulsados por los propios locales que premian el pago al contado.

“Por un lado, funcionan como gancho para captar a los clientes, mostrar precios finales más bajos y ganarle así a la competencia. Por otro, permiten a los comerciantes obtener el cash al instante”, aclara el experto, al tiempo que agrega que “cada vez más firmas necesitan hacerse de liquidez”.

Otros factores de peso

Desprenderse de la opción de financiar con tarjeta a los clientes es algo a lo que muchos recurren, apretados porque no les cierran los números, si bien es una alternativa difícil de sostener.

Es que el uso de los plásticos está muy arraigado entre los argentinos y la modalidad de comprar con descuento y en cuotas se transformó casi en una suerte de “derecho adquirido”.

No obstante, para los comerciantes, el “tarjeteo” les representa un elevado costo que cobra mayor protagonismo en épocas de “cajas flacas”.

“Cada $19.000 vendidos nosotros cobramos solamente $14.000, ya que tenemos unos $5.000 que corresponden a los descuentos otorgados por abonar con plásticos. Es decir, tenemos que resignar cerca de un 25%”, advierte el dueño de un local de indumentaria de la avenida San Martín.

Sin embargo, según señala Castillo, “sacar definitivamente la opción de rebajas con tarjeta implica necesariamente disminuir las ventas”.

Esto es, justamente, lo que no se quiere lograr y es por ello que el experto destaca que “se ha generado un círculo vicioso en el hábito de comprar”.

“Las personas están muy bancarizadas, al punto de que, a fin de mes, tienen un resumen de cuenta en sus manos y a veces no recuerdan a qué corresponde cada descuento que el banco les hizo”, destaca Castillo.

Sucede que, ya sea por el hecho de ceder a las tarjetas u optar por no aceptarlas, de un modo u otro, la rentabilidad parece “estar en jaque”.

Y más aún si a ello se suma la aparición de los llamados clubes de beneficios o cupones de descuentos online.

Es que para algunos rubros, como el gastronómico, indumentaria, estética y hasta el de viajes y recreación, pagar más barato se ha convertido ahora en el factor decisor a la hora de realizar un gasto.

“Los cupones y los clubes de beneficios también les complican mucho a los comerciantes su rentabilidad, ya que los obligan a cobrar a los clientes un 20% menos”, explica Blanco.

A tal punto se han expandido estas ofertas que, según el experto, “brindar estas opciones ya ni siquiera es un diferencial en el mercado”.

Así las cosas, la suerte está echada y la “espalda financiera” de cada comerciante será la que defina cómo y por cuánto tiempo deberán decirle “no a los plásticos”.

FUENTE: iprofesional.com

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