Sucesión de incidentes con el nuevo Boing 787 causa preocupación

Sucesión de incidentes con el nuevo Boing 787 causa preocupación

Las aerolíneas niponas dejan de volar con el avión tras un aterrizaje de emergencia
Los fallos reabren el debate sobre un modelo de producción con sobrecostes y retrasos
Air Europa mantiene en pie su pedido de ocho aviones que empezarán a ser entregados en 2016

Alarma en Japón por un nuevo fallo en un avión Boeing 787

Un serio incidente que podría haber provocado un serio accidente. Así se expresaron este miércoles las autoridades japonesas después de que un flamante B-787 Dreamliner operado por All Nippon Airways tuviera que realizar un aterrizaje de emergencia. El origen del incidente, el último de una larga serie, fueron los fallos eléctricos causados por una de sus baterías. Tras el suceso, la aerolínea japonesa dejó en tierra los 17 aviones que tiene de este modelo. También lo hizo Japan Airlines, la otra compañía del país asiático que más modelos opera del último avión de Boeing.

El turbulento estreno que está sufriendo el B-787 pasó factura a la empresa en Bolsa y puso las acciones del fabricante estadounidense bajo presión. Las ventas llevaron a sus títulos a ceder más de un 5% en el arranque de la jornada en Wall Street tras una semana muy volátil para la compañía. Los primeros problemas empezaron el 4 de diciembre, con otro aterrizaje de emergencia de un vuelo operado por United Airlines entre Houston y Newark, y hubo dos incidentes menores antes de la Navidad. Sin embargo, no fue hasta la semana pasada cuando los problemas subieron de escalón con la entrada en escena del Departamento de Transporte de EE UU (FAA), que anunció una revisión profunda del avión desde su diseño hasta el ensamblaje.

Una de las grandes novedades del Dreamliner, un avión llamado a revolucionar la aviación comercial, es que cambia esencialmente los sistemas hidráulicos por eléctricos para ganar en eficiencia y reducir los costes operativos y de mantenimiento. Sin embargo, no está resultando todo lo bien que se esperaba. De hecho, a la imagen del avión de ANA con las rampas de emergencia desplegadas en la pista de Takamatsu, se le sumó la foto de una de las cuestionadas baterías quemada. Iba en uno de los siete aparatos operados por JAL.

El último incidente y, en especial, la suspensión masiva de vuelos, que afecta a prácticamente la mitad de los aparatos que ya están en servicio, mete más presión también a la agencia de la aviación en EE UU. El organismo dejó claro la semana pasada que el Dreamliner es un avión seguro para volar. También vuelve a poner en tela de juicio el sistema de producción de la aeronave, que se hace en diferentes países. Las baterías del B-787, por ejemplo, las fabrica la firma japonesa GS Yuasa, que sufrió un importante revés en el parqué.

Boeing admite que hay problemas, pero hasta ahora decía que son típicos de aviones nuevos y que espera solucionarlos pronto. Es algo que comparten los analistas, que no descartan nuevos incidentes conforme más aviones vayan entrando en servicio, tal y como sucedió con el A-380 de Airbus. ANA fue el cliente de lanzamiento del Dreamliner y recibió el primer avión en septiembre de 2011, con tres años de retraso. La FAA no ve aún necesario pedir que todos los aviones permanezcan en tierra.

En España, la primera compañía que ha puesto su confianza en el B-787 es Air Europa, que mantiene en pie su pedido de ocho aviones y que empezarán a ser entregados en 2016. La polaca Lot empezó a volar con ellos en Europa

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