El Feng Shui es el antiguo arte chino de armonizar las energías ambientales para dar bienestar a las personas y sincronía con la Naturaleza. En esta disciplina se considera que, si el Qi (energía) que nos rodea no fluye de manera equilibrada, afectará negativamente la psiquis, el espíritu y las condiciones físicas de quienes quedan expuestos largo tiempo a su influencia. Por eso, es importante habitar espacios saludables, es decir, con buen Feng Shui, para poder sentirnos a gusto en ellos, y también para tener una vida más próspera y plena. Uno de los pilares en los que se fundamenta el Feng Shui es la teoría del Yin-Yang, una conceptualización filosófica que explica los dos principios opuestos observables en todas las cosas y seres vivientes. Si no existieran estos polos, la materia sería un infinito indiferenciable y el devenir de la vida sería imposible. Percibimos lo Yin y lo Yang por contrastes, así como definimos lo rígido en función de lo laxo, o lo frío en relación con lo caliente, y viceversa. Estas energías no son estancas sino mutables: lo Yin se transforma en Yang, y lo Yang contiene la capacidad intrínseca de ser Yin. No debemos dar connotaciones positivas o negativas a estos complementarios, es el desbalance entre ambos lo que resulta nocivo para la vida. El balance justo para cada habitación Cuando queremos aplicar Feng Shui a un espacio físico lo primero que necesitamos hacer es identificar de modo conciente la relación Yin-Yang predominante. Este balance se reconoce a través de los cincos sentidos, pero también a partir de las sensaciones que transmite el lugar. De acuerdo con la actividad para la que esté destinado un ambiente será más adecuado que haya cierto predominio de un tipo de energía sobre otra, pero lo que siempre habrá que evitar son los excesos. Así, por ejemplo, los lugares donde se descansa o es necesario relajarse deben ser más Yin, y aquellos donde se hacen actividades más dinámicas (como comer, trabajar o jugar) requieren una energía más Yang. Los cuartos de la casa que necesitan un leve predominio de ambientación Yin son los dormitorios, los baños, los sectores de meditación u oración y los lavaderos. El recibidor, la cocina, el play-room, deben nutrirse con una tendencia más Yang. Finalmente, hay sectores que necesitan un 50% de Yin y otro 50% de Yang, es el caso del living, el comedor, el escritorio u oficina, jardines y balcones. El Feng Shui puede aplicarse a todas las circunstancias, es cuestión de creatividad e intuición. Si en la casa no hay un play-room, y los niños juegan en el dormitorio, el secreto del equilibrio estará en sectorizar la habitación. Colores fuertes en el rincón de los juegos, tonos suaves alrededor de la cama; luces focales y regulables permitirán modular la intensidad de acuerdo al momento. Cómo diagnosticar el Yin-Yang de tu casa Para detectar si existe un exceso nocivo de alguna de las dos energías podés recorrer los ambientes de tu casa y prestar atención a algunos parámetros. * Ambientes con exceso Yin Estos espacios reúnen al menos tres de las siguientes condiciones: – Escasa ventilación e iluminación deficiente. – Acumulación de objetos pequeños en lugares estrechos. – Deterioro de la pintura, predominio de colores pálidos y desgastados. – Humedad en las paredes o pérdidas de agua en griferías. – Ambientación en colores oscuros (gris, negro, marrón oscuro) o fríos (azul, blanco, metal). – No hay plantas. – Hay pocos habitantes o ninguno. – Temperatura ambiental fría. – Silencio absoluto. – Olor a encierro o a humedad. – Sensación de quietud. * Ambientes con exceso de Yang Una casa o ambiente con demasiado Yang reúnen al menos tres de las siguientes condiciones: – Luz solar o artificial muy intensa. – Calor excesivo. – Los colores de la ambientación son brillantes e intensos (rojo, naranja, verde flúo, amarillo fuerte). – Ruidos estridentes durante varias horas. – Corrientes de aire entre puertas y ventanas. – Plantas en excesos y muy tupidas. – Formas triang
Feng Shui : ¿Tu casa es Yin o Yang?
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