Un frío glacial corrió por la espalda de los senadores oficialistas y de los cinco miembros del equipo económico (conocidos como el Quinteto de la Muerte o los Cinco Jinetes del Apocalipsis) presentes en el Salón Azul de la Cámara alta cuando la radical Laura Montero (Mendoza) preguntó qué iba a pasar con «los dólares que están en la bóveda». Fueron apenas un par de segundos, pero varios kirchneristas quedaron paralizados ante la posibilidad de tener que salir al cruce de las denuncias sobre el lugar en el que el matrimonio Kirchner atesoraría dinero proveniente de la corrupción. El susto mayúsculo se terminó cuando la senadora aclaró, en respuesta a un casi inaudible «¡¿qué?!», que se estaba refiriendo a los dólares que los argentinos tienen atesorados «en bóvedas, en el colchón» y no a los que el ex vicegobernador santacruceño Eduardo Arnold y Miriam Quiroga, ex secretaria de Néstor Kirchner, han mencionado en los últimos días. Montero provocó, casi sin querer, el momento de mayor tensión y zozobra de la extensa reunión. Hasta ese momento, lo más destacado de la reunión había sido el esfuerzo que varios de los funcionarios invitados realizaron para no trenzarse en una dura discusión -como le ocurrió en más de una oportunidad al ministro de Planificación, Julio De Vido- con los senadores de la oposición, que los azuzaron en varias oportunidades buscando esa reacción. Así, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, dejó de lado su habitual tono de docente universitario y apenas si se animó a hacerse el que no entendía cuando el radical Mario Cimadevilla (Chubut) lo chicaneó preguntándole qué medidas pensaba tomar el Gobierno «además de mentir con los índices del Indec y del control de precios» para controlar la inflación. El senador debió repetir tres veces la pregunta, que igual Kicillof no respondió. Si bien esta vez no usó el «me quiero ir» que lo hizo famoso, el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, debió soportar que en varias oportunidades los legisladores radicales se refirieran a Kicillof como si fuera el verdadero jefe económico. Otro que pareció contenido y mordiéndose los labios para no mostrarse tal cual es fue el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien apeló a todo tipo de eufemismos para no reconocer la existencia de la inflación y de un dólar paralelo. Así, ante una pregunta sobre de qué había hablado con el dueño de Casa Piano, utilizó una larga parrafada para explicar que «se habló de lo que técnicamente había que hablar» y agregar, acto seguido, que «como no escapa al conocimiento popular que las brujas no existen, pero que las hay, las hay». Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1580638-un-clima-que-se-tenso-con-una-alusion-a-las-bovedas
Preguntó «qué va a pasar con los dólares de las bóvedas» y dejó helado al Quinteto de la Muerte
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