La noticia fue confirmada por las autoridades del oceanario atlántico, que revelaron que Kshamenk sufrió un paro cardiorrespiratorio a las 7 de la mañana de este domingo.

Una vida transformadora en cautiverio

Kshamenk, rescatado en 1992 cuando era solo un cachorro tras quedar varado, se convirtió en una de las grandes atracciones del parque. Su vida estuvo marcada por múltiples debates sobre el bienestar animal, que incluyeron desde intensas campañas en redes sociales hasta un pedido formal ante el Congreso para su liberación. Sin embargo, expertos y autoridades explicaron que su reinserción en el océano era inviable debido a su adaptación al entorno controlado.

Un cuidado excepcional por más de 30 años

“Kshamenk fue rescatado a una edad crítica y, a pesar de no poder ser reintegrado a su hábitat natural, el equipo de Mundo Marino le brindó un trato y atención ejemplares durante más de tres décadas. Gracias a estos cuidados, superó la expectativa de vida promedio para su especie”, compartió un comunicado de Mundo Marino.

Causas del fallecimiento

Las autoridades del parque mencionaron que las causas del paro cardíaco están siendo evaluadas. “Parece haber sido un cuadro relacionado a su edad avanzada, del que no pudo recuperarse pese a la labor constante de nuestro equipo de profesionales”, afirmaron.

El vacío que deja un símbolo

El jefe veterinario de Mundo Marino, Juan Pablo Loureiro, expresó el profundo dolor que siente el equipo por la partida de Kshamenk. “Con él se fue una parte de cada uno de nosotros. Era parte de nuestra familia. Aun en su ausencia, su legado vital para la conservación de la vida marina nos inspira a seguir adelante”, comentó.

Un encuentro inolvidable

Kshamenk, que alcanzó una longitud de 6,2 metros y un peso de aproximadamente 3.600 kilos, fue rescatado cuando solo contaba entre 2 y 3 años, a raíz de un varamiento en la Ría de Ajó. Su nombre proviene del idioma ona y significa «orca».

El proceso de rehabilitación

El rescate no fue sencillo. Kshamenk llegó en estado crítico y su reinserción al hábitat natural no fue posible. Al carecer de su grupo familiar, su supervivencia podría haberse visto comprometida. Durante su rehabilitación, se hizo hincapié en su bienestar social y emocional, aclimatándolo a la presencia humana, lo que finalmente reconfiguró su contexto social y dificultó el regreso al océano.

“La conexión que desarrolló con su equipo de cuidadores fue fundamental para su longevidad. Gracias a eso, pudo vivir más de lo esperado, reflejando la dedicación que le brindamos a lo largo de su vida”, concluyen desde Mundo Marino.