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miércoles, diciembre 11, 2024
Entrevista a Florencia Kirchner

Entrevista a Florencia Kirchner

Florencia Kirchner volvió a hablar públicamente, esta vez en una extensa e íntima entrevista que concedió a la revista Paco.

En la misma, habló de muchísimos tópicos, como nunca lo había hecho antes.

A continuación, sus declaraciones más destacadas.

Ser hija de dos Presidentes

Cuando crecí mi papá ya era intendente, después fue gobernador, así que crecí con un padre expuesto políticamente y mediáticamente. Mi mamá también, porque era diputada. Es cierto que la exposición se fue transformando y creciendo con el tiempo, pero lo viví con mucha naturalidad. Me influyó más en mi vida privada, por supuesto. Lo que sí tengo claro es que el ataque mediático que sufrió el gobierno de mi madre se naturalizó, así que aprendí a tomarlo como de quién viene.

Siempre hubo lugar para que yo hiciera preguntas, pero sin dramatizar. Mis papás son dos militantes, siempre quisieron cumplir su sueño de transformación de un país, y estaban en eso. A mí nunca me dijeron que tenía que participar en política o que no tenía que hacerlo. En mi crianza no hubo presiones ni castraciones, cuando me interesó, bien; cuándo no me interesó, también estuvo bien.

Cuando publicó una carta a través de la página de Facebook de Cristina

Usé la cuenta de mi mamá porque yo no tengo una cuenta pública, más que el blog de la radio, que no es un espacio únicamente mío sino de un proyecto en común con otra compañera. En 2014 inventaron que yo tenía una propiedad en Nueva York, que supuestamente pertenecía a mi papá, y también usé la cuenta de mi mamá para defenderme de esa mentira. Casualmente estas dos acusaciones están conectadas a las figuras de mis padres. Si supuestamente mandé a acondicionar un espacio para transitar mi embarazo en Olivos, es una falacia que tiene una intencionalidad específica: ensuciar a mi madre. Las dos acusaciones me trascienden como persona, son dos situaciones en las que fui utilizada para atacar políticamente a Néstor y a Cristina. No me animo a descartar la existencia de una persecución y un ensañamiento hacia mi familia de parte de los medios hegemónicos. Salí a contestar porque frente a las cosas que estamos viviendo como país, y que sabemos que están pasando, que inventen este tipo de calumnias en este momento específico no es ninguna casualidad. Es tapar, están tapando todo. Los medios están silenciados como nunca los vi. Disfrazan la realidad, que es el ajuste, el desprecio por los que menos tienen, los aumentos de la comida y los servicios para los trabajadores, el estancamiento de los salarios, con inventos para distraer de lo importante. Cuando vi mi nombre utilizado para generar una de esas distracciones sentí que era necesario defenderme y llevar nuevamente la atención a lo importante. Además de desmentir algo que no es cierto, también sentí la necesidad de ponerle nombre a cosas que nadie está diciendo, no porque no las sepan sino porque las están tapando.

Su visión sobre la maternidad

Si bien me crié en una familia tradicional, que obviamente refleja algunos aspectos de la sociedad patriarcal en la que está inmersa como la mayoría de las familias de mi generación, nunca viví la desigualdad entre hombres y mujeres ni me impusieron «normas patriarcales». Pero al embarazarme sentí que mi entorno esperaba ciertos comportamientos de mí que no se correspondían con mi forma de ser. ¡Tenía 24 años y empezaron a llamarme de una día para el otro señora! Me empecé a replantear por qué me sentía tan enojada, por qué no quería ver a nadie. Todavía no había identificado qué me estaba pasando y cómo manejar todos esos pre-conceptos con los que vienen los demás, pero ahora lo tengo más claro.

Durante el embarazo todos me preguntaban cómo me iba a arreglar con el bebé durante el primer tiempo y al papá de mi hija, no. Se daba por sentado que él iba a seguir trabajando. Enseguida me di cuenta de que yo no quería ser mamá de la manera en que se planteaba que había que hacerlo. Algo que me llamó mucho la atención es como está expuesta la maternidad en los medios, que es lo que todos terminan consumiendo. Creo que ese fue el primer lugar en el cual no me sentí representada. No digo que una madre no pueda ser plena, pero veo que en general se propone que ser madre es algo que sale bien o  mal, como si fuera un examen del colegio, en lugar de una relación humana, tal vez la más importante de la vida de una persona. Siento que ningún tipo de vínculo humano está tan estereotipado como la relación entre madres e hijos.

Creo que mi decisión más polémica como madre fue haber decidido no amamantar a mi hija. Yo siempre supe que no quería dar la teta, me generaba mucha impresión, y me dijeron cosas terribles, me juzgaron muchísimo.

A mi me parece bien que se promueva la lactancia, es cierto que es buenísima para el crecimiento del bebé. Pero afirmar dar la teta es lo mejor de vos es sentenciar a las mujeres. Con esos mensajes no se promueve ni se informa, se sentencia. Y de paso se oculta el dolor de los pechos, las mastitis, los bebés que la rechazan, la extrema dependencia, mamás que no tienen la suficiente leche y se enfrentan a presiones sociales muy duras por tener que usar el complemento de fórmula. Todos hablan de la maravilla de la naturaleza, pero nadie habla del lado b, y eso también está naturalizado. Hablamos sobre la importancia de que la mujer pueda decidir sobre su propio cuerpo cuando hablamos de parto respetado, de aborto. Pero con la lactancia todavía no rompimos el tabú, ni siquiera dentro de los sectores más feministas.

Su pensamiento sobre el aborto

Creo que va de la mano con garantizar una protección y un cuidado de la vida a los que menos tienen. Muchísimas mujeres llegan al sistema de salud y judicial con casos extremos, de violación, bebés con malformaciones, chicas discapacitadas, y las obligan a llevar el embarazo a término. Al aspecto social de esta discusión no se le puede dar la espalda. Las mujeres más vulnerables son las que en general dejan la vida en esto, y si no mueren, experimentan situaciones de violencia, maltrato y estigmatización. Primero creo que sería bueno que todos tengamos la educación sexual necesaria para no llegar a esa instancia. La mayoría de la gente que exige la ley de aborto, también reclama por una mayor educación sexual. Pero obviamente también le ocurre a las personas que tienen la educación, por distintos motivos. Estoy segura de que si los embarazados fueran los hombres, el aborto sería legal. A esta altura tendría que estar legalizado, o al menos despenalizado, y que nunca más una chica termine presa. Pasó muchísimas veces que las mujeres son estigmatizadas mediáticamente y socialmente por hacerse un aborto, sabiendo que muchas otras abortan en el sistema privado y nadie se entera.

Cristina como abuela

Ella se mete, como la mayoría de las madres; me dice si está bien o mal lo que hago con Helena. Yo le digo que si me equivoco, está bien, me tengo que equivocar. A veces los abuelos esperan que nada falle con respecto al nieto.

Si Néstor hubiese sido abuelo

Se hubiese derretido con ella (Helena). Lo imagino malcriando a sus nietos. Yo tampoco tuve abuelos varones, pero creo que él se hubiera divertido mucho, los hubiera molestado. Era realmente muy gracioso.

Fuente http://www.diariopopular.com.ar/notas/260303-florencia-kirchner-persecucion-aborto-y-sus-diferencias-cristina

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