Durante la novena audiencia del juicio, José López confesó que al no detallar el origen de los USD 9 millones que intentó esconder, actuó por temor a Cristina Kirchner, a quien describió como «muy vengativa». La confesión detalla un elaborado esquema de sobornos en la Cámara de la Construcción y la manipulación de contratos de obra pública.
La investigación se centra en la cartelización de la obra pública vial, donde 19 empresas se unían para decidir qué proyectos realizar, antes incluso de que se lanzaran las licitaciones. Este acuerdo, orquestado por López, involucraba ajustar los montos de los contratos para incluir sobornos que iban del 3% al 20%.
Ernesto Clarens, un financista, testificó que en este circuito se movieron más de 30 millones de dólares y era responsable de la conversión de coimas de pesos a dólares.
López narró su encuentro con Fabián Gutiérrez, secretario de confianza de los Kirchner, donde se le indicó que debía mover una suma considerable de dinero. Durante la narración, mencionó que él mismo se sintió amenazado por la situación y tuvo que tomar decisiones apresuradas.
El ex funcionario relató que su temor hacia Cristina surgió de incidentes pasados donde ella mostró una actitud vengativa. López mencionó que el miedo a ser descubierto o a posibles represalias, tanto para él como para su familia, influyó en su decisión de no ofrecer más información inicialmente.
En sus declaraciones, López también hizo referencia a la entrega de millones en el departamento de Cristina Kirchner durante su campaña en 2007, revelando un sistema de recaudación estratificado que se mantuvo hasta la muerte de Néstor Kirchner.
Tras el fallecimiento de Kirchner, el esquema se alteró, y López fue convocado nuevamente para retomar la recaudación de fondos en 2011, lo que demuestra la continuidad de la corrupción en la administración kirchnerista.