Sara, cuyo nombre ha sido modificado para proteger su identidad, fue víctima de un matrimonio forzado que la llevó a vivir una pesadilla en Reino Unido. A la edad de 21 años, sufrió abusos por parte de su esposo y la familia de él, quienes impusieron un régimen de control que la sometió a una vida de sufrimiento.

Despojada de sus libertades, Sara revivió momentos aterradores en los que su esposo la amenazaba con quemarla utilizando un encendedor. Su vida se tornó aún más oscura cuando se mudaron a Reino Unido en 2022, donde comenzó una nueva etapa de abuso.

Prometida una vida matrimonial feliz por su familia, la realidad fue opuesta. Su marido se tornó agresivo, y sus suegros la obligaron a trabajar sin paga, convirtiendo su hogar en una prisión.

Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo, unos 22 millones de personas en el mundo se ven atrapadas en matrimonios forzados. Este flagelo también impacta fuertemente a América Latina, donde una de cada cinco mujeres se casa o se une antes de los 18 años, lo que muestra que el problema es más amplio de lo que se estima.

Con el tiempo, las restricciones se hicieron insoportables. Su esposo le repetía que sería violada o asesinada si salía de casa, lo que alimentó aún más su temor y desesperación.

Un episodio particularmente brutal ocurrió cuando Sara cuestionó por qué no podía conectarse a internet. Enfurecido, su marido la agredió físicamente, dejándola con heridas visibles y una sensación de completa impotencia.

Desesperada y traumada, Sara finalmente logró llamar a la policía una mañana tras una noche de llantos. La intervención policial la llevó a un albergue en Leeds, donde comenzó su proceso de recuperación.

A pesar de que su esposo fue arrestado por el incidente, ella decidió no continuar con el caso por miedo a represalias contra su familia en Pakistán.

Sara obtuvo finalmente su divorcio en julio del año pasado, un paso significativo en su lucha por la libertad. Aunque enfrenta el estigma de ser una mujer divorciada en su cultura, ha encontrado apoyo en su nueva vida en Derbyshire, Reino Unido.

Hoy en día, Sara continúa aprendiendo inglés y reconstruyendo su vida. Instando a otros a rechazar los matrimonios forzados, comparte: «Estás arruinando la vida de otra persona».

Actualmente, se están realizando esfuerzos en Reino Unido para obtener datos fiables sobre el matrimonio forzado, a través de un estudio que busca entender mejor la magnitud del problema y mejorar las políticas a seguir.

Como señala la profesora Helen McCabe, es fundamental contar con datos actualizados para determinar el alcance del problema y adecuar las estrategias de intervención. El gobierno está trabajando en medidas para abordar esta forma de abuso, comprometiéndose a dar un trato serio a estos delitos.

El testimonio de Sara es un recordatorio de que los matrimonios forzados son una realidad devastadora que impacta a vidas inocentes. A medida que se difunde su historia, se espera que más personas se concienticen sobre este problema y se unan en la lucha por la abolición de estas prácticas inhumanas.