En una entrevista con Canal E, el economista Julio Gambina analizó las implicaciones de este nuevo acuerdo, señalando que podría impulsar una transformación significativa en el modelo productivo argentino.

Beneficios para EE.UU. y tensiones para Argentina

Gambina inició su análisis mencionando que, “en una primera lectura, esto es altamente beneficioso para Estados Unidos”, aunque podrían no verse ventajas equivalentes para Argentina. Describió el acuerdo como un paso inicial hacia una “mayor subordinación” del país sudamericano. Sin embargo, resaltó que existe una cierta “convergencia de objetivos” entre ambos gobiernos que aún no garantiza beneficios para sus poblaciones.

Uno de los puntos tratados fue el intercambio de carne. “Ambos presidentes han autorizado importaciones con el objetivo de controlar la inflación«, explicando que tanto Argentina como EE.UU. enfrentan desafíos similares en sus economías. El gobierno argentino considera este acuerdo como una oportunidad para mantener su ancla cambiaria.

El aspecto más destacado del acuerdo, según Gambina, es la atracción de inversiones estadounidenses. “Esta iniciativa busca desplazar a China del escenario regional”, advirtió, subrayando que la estrategia del gobierno de Javier Milei busca rediseñar el modelo productivo del país.

Un cambio hacia un modelo primario-exportador

El economista advirtió que la dirección del país apunta a un “modelo primario-exportador” centrado en sectores como hidrocarburos no convencionales, minería, especialmente cobre, y servicios relacionados con la economía digital. Mencionó iniciativas en tecnologías como blockchain y la creación de centros de datos, sustentadas en recursos naturales como el agua y las condiciones climáticas de la Patagonia.

Gambina enfatizó que este enfoque podría modificar de forma irreversible la estructura productiva de Argentina: “Quizás cuando nos demos cuenta ya sea tarde”. Hizo una analogía con México bajo el NAFTA, resaltando que el país acaba de ser despojado de su diversidad maicera, una situación que podría repetirse en Argentina si no se realiza un debate adecuado.

Además, el economista advirtió que este preacuerdo no solo impacta la industria, sino también el empleo: “La producción se reorganizará, generando un impacto social significativo en términos de desempleo y condiciones de vida”. La falta de un diálogo democrático sobre el futuro del país es motivo de preocupación para Gambina: “Es alarmante que este preacuerdo avance sin debate político sobre qué tipo de Argentina se está construyendo.”