La Importación de Ropa Usada: Un Desafío para la Industria Textil Argentina
La alarmante llegada de indumentaria usada a Argentina despierta preocupaciones tanto en el sector textil como en la salud pública. A medida que el país se convierte en un destino para grandes volúmenes de ropa desechada, es vital examinar sus implicancias.
Una Afluencia de Ropa Usada sin Control
Recientemente, Luciano Galfione, representante de la Fundación Protejer, alertó sobre el aumento de la importación de ropa usada, que proviene principalmente del desierto de Atacama, conocido por ser uno de los mayores basurales textiles del mundo. Este fenómeno plantea serias dudas respecto a la falta de normativas claras y controles adecuados que regulen estas transacciones.
“En Argentina, esta indumentaria se importa por kilo, sin fraccionamiento ni supervisión de su composición”, explicó Galfione en una entrevista. La ropa, considerada por muchas naciones como un residuo, está siendo trasladada a países que, como Argentina, permiten esta práctica. De hecho, el país se suma a un selecto grupo que también incluye a algunas naciones africanas y centroamericanas.
Un Negocio de Descarte y su Impacto Económico
El costo de estas importaciones es llamativamente bajo, situándose en menos de un dólar por kilogramo, lo que refuerza el carácter de desecho de esta ropa. “Se trata de un negocio de descarte, donde el valor radica en deshacerse de la basura”, afirma Galfione.
Esta situación contrasta con las estrictas regulaciones ambientales que enfrentan las fábricas locales, que deben seguir protocolos rigurosos en su producción. “Aunque el Gobierno ha exigido un certificado de desinfección, este aún resulta insuficiente”, advierte Galfione, planteando interrogantes sobre la validez de este documento y su control.
Riesgos Sanitarios: Un Alerta para el Consumidor
Más allá de sus repercusiones para el sector textil, la salud pública también está en juego. “El consumidor se encuentra muy desprotegido, lo que genera un grave problema”, enfatiza Galfione. A veces, incluso las prendas nuevas pueden estar contaminadas, lo que implica un riesgo especial para grupos vulnerables, como bebés y niños.
“¿Qué pasará si un bebé utiliza ropa que proviene de estas importaciones y sufre una reacción alérgica?”, cuestiona Galfione, resaltando la necesidad de establecer límites claros en cuanto a estas importaciones. A la larga, el deseo de consumir a bajo costo podría acarrear consecuencias serias para la salud de los argentinos.
