Tras años de manipulación bajo el kirchnerismo, el Indec ha logrado recuperar su credibilidad. Sin embargo, a pesar de la disminución de la inflación del 211% al 30% anual, el escepticismo persiste. Consumidores argumentan que, al hacer las compras, la inflación parece mucho más alta. La realidad es que el Indec mide promedios a partir de una canasta de consumo, la cual, aunque se actualiza, no refleja completamente los hábitos actuales de los ciudadanos.

La Canasta del Indec: Una Herramienta en Revisión

No se puede ignorar que la canasta de consumo que utiliza el Indec tiene más de dos décadas. Aunque se está trabajando en adaptarla a los cambios de consumo, muchas personas sienten que los valores no corresponden con su experiencia diaria. Por este motivo, es fundamental aclarar que los índices son promedios y que varían en función de lo que cada familia compra. A pesar de los esfuerzos por ajustar los datos, el sentimiento de desconfianza persiste.

Realidades del Mercado Laboral

La situación del empleo también presenta cifras reveladoras pero, al caminar por las ciudades, es evidente que la percepción sobre el trabajo y la calidad de vida de muchos aún es preocupante. Las afirmaciones sobre la reducción del desempleo al 6.6% y la supuesta mejora de vida de 12 millones de argentinos pueden ser ciertos en cierta medida, pero no reflejan la experiencia cotidiana de la mayoría.

La Inflación y la Pobreza: Un Análisis Crítico

Celebrar la reducción de la inflación o el descenso en la pobreza es, sin duda, positivo. Sin embargo, en tiempos de crisis económica, tales afirmaciones pueden sonar vacías. La realidad cotidiana de los argentinos indica que todavía hay mucho por hacer y que los optimismos excesivos no siempre se sustentan en la experiencia vivida.