Lo hizo en
presencia de varios testigos que gozaron ante la reprimenda de
Cristina Kirchner al hombre fuerte del equipo económico y que suele
maltratar a todos los funcionarios.
Esto ocurrió en la Quinta de Olivos, el martes 10 de julio. Un grupo
de calificados funcionarios trataban el problema del dólar paralelo
y, principalmente, el freno de la economía, cuando imprevistamente,
y por primera vez, la Presidenta lanzó reproches a la gestión de
Guillermo Moreno.
Cristina le pidió explicaciones por los problemas evidentes que
tienen los controles sobre el comercio exterior y su impacto
negativo en el nivel de actividad. La Presidenta hizo mención a un
puñado de casos específicos.
Moreno se sorprendió. Sus colegas también. Era la primera vez, en
mucho tiempo, que la Presidenta le hizo sentir al supersecretario
Moreno el rigor de su poder.
Cristina también expresó su disgusto por el resurgimiento del dólar
paralelo como tema de agenda pública y política.
El billete se disparó por las propias medidas del Gobierno y hoy se
instaló como prioridad en las preocupaciones económicas.
Cuatro días después, Ricardo Etchegaray tuvo un pico de estrés y el
Banco Central dejó de minimizar la escapada del paralelo y empezó a
operar con financistas amigos para ponerle un techo al mercado
marginal.
De ese encuentro en Olivos participaron varios ministros y un
secretario de Estado.
Axel Kicillof reprimió su alegría por el castigo a Moreno y se
deleitaron Hernán Lorenzino y Julio De Vido.
El duro secretario de Comercio sintió la reprimenda presidencial.
Después, Cristina Fernández blanqueó su malestar con Moreno en un
acto público. Sin que nadie entonces entendiera la comparación, ella
miró al secretario y, desde el atril, dijo: “¿Por qué tiene esa cara?
Moreno, no me mire como Angelici lo miró a Riquelme .”
Los funcionarios que fueron testigos del apercibimiento a Moreno
dicen que vieron al supersecretario golpeado y descorazonado por el
cuestionamiento. Moreno consideró injusta la reprobación de la
Presidenta, porque no tuvo en cuenta su tarea incondicional por el
proyecto político.
Amado Boudou interpretó que la desaprobación presidencial reflejó el
malhumor por otro tema: que Moreno sueña con ser un eventual
candidato presidencial en 2015. Hernán Lorenzino trasladó la
comidilla a los banqueros amigos del Ministerio de Economía,
aquellos a quienes Moreno califica de traidores a la patria.
Por eso, el secretario de Comercio esta semana volvió a arremeter
contra el jefe político de Lorenzino, el vicepresidente Boudou. Así,
repitió en la intimidad: “Que ese chorro deje de hablar de mí.” En
la Casa Rosada se trabaja en una fórmula para intentar cerrar el
escándalo de corrupción de la ex Ciccone.
Carlos Zannini evalúa el impacto político de la estatización de la
empresa que ahora manejan los amigos y supuestos testaferros de
Boudou. La decisión le daría un corte al lacerante hecho con ribetes
de corrupción, aunque no exculparía a Boudou . Así, se desempolvó un
proyecto que el ministro Julio Alak había sugerido antes de que
trascendiera públicamente el escándalo.
El traspié de Moreno se trató en las entidades empresarias, donde
culpan de “mala praxis” al secretario y al conjunto del equipo
económico. Para los líderes del Grupo de los 6, los problemas son
más graves que los que reconoce el Gobierno y –además– están
pésimamente administrados. Para este agrupamiento, sólo la impericia
puede generar que, con precios récords de la soja, falten dólares en
el BCRA .
Entre los hombres de negocios, existe consenso de tres cuestiones
clave: –Que son graves el problema inflacionario y los desajustes
macroeconómicos.
– Que hay un atraso cambiario que los controles no van a solucionar
.
– Que nadie va a invertir hasta que estos problemas sean
solucionados .
El retroceso productivo comenzó con las medidas de control de
cambios y de importaciones. El Gobierno tiene un dato inquietante:
por primera vez, desde mayo del 2002, cayó el empleo en la Argentina
. Así, un logro del kirchnerismo habría comenzando a desvanecerse en
el segundo mandato de Cristina Kirchner. Hasta los datos del propio
INDEC lo confirman. Desde octubre y hasta marzo se perdieron 360.000
puestos de trabajo. La cifra habría empeorado a partir de abril,
cuando la economía directamente se frenó.
Florencio Randazzo –ahora la figura ascendente del Gabinete– sigue
de cerca el comportamiento del equipo económico. Para el ministro
los pases de factura y la impericia de los funcionarios generan un
costo político a la Casa Rosada.
Randazzo se queja entre íntimos: “Estos nos van a llevar puestos a
todos.” Para seguir la cuestión económica, Randazzo incorporó a su
equipo a un economista calificado y con experiencia, Gerardo Otero.
El ex ministro bonaerense ya preparó varios documentos
confidenciales y un trabajo sobre la crisis financiera en la
provincia de Buenos Aires. El documento sostiene que las cuentas
bonaerenses no dan más. Sin embargo, a diferencia del inicial
criterio duro del cristianismo, Otero sostiene que los
inconvenientes bonaerense son estructurales y que constituyen un
problema macro-fiscal que involucra al Gobierno nacional . No ahorra
críticas a la gestión de Scioli, pero sugiere lo siguiente: una
solución consensuada para evitarle costos políticos a la Presidenta.
Fuente:
http://www.clarin.com
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