Dime cuál es tu perfume y te diré cómo eres

La elección de un perfume parece ser una tarea que trasciende los gustos y llega hasta lo más íntimo de cada persona. Al menos, eso piensan quienes creen adivinar cada sinuosa personalidad a través de los aromas...

¿La madera es sensual y los cítricos son ecologistas o vitales? Aunque se trata de una duda, por lo menos, bizarra, en el misterioso mundo de los perfumistas es absolutamente admisible cuestionarse ese tipo de cosas al momento de imaginar una fórmula que impacte al consumidor. Sobre todo, si se tiene en mente la receta mágica: Los deportistas eligen aromas cítricos, los románticos se quedan con las flores y aquellos que valoran la sensualidad no se mueven de la madera...

“Siempre me gustaron los perfumes que dan sensación de antigüedad, que parecen viejos y son un poco dulces. Esos que se asocian al paso del tiempo y que, cuando llegás a un lugar, todos saben que vos estás ahí”, dijo Mariana La Pietra mientras prueba las novedades en una perfumería de la calle Santa Fe, demostrando que quizá los perfumistas conocen mucho a su público.

Con estos datos en mente, estos alquimistas modernos se lanzan a conquistar el mercado. Pero, la elección de un perfume, ¿es tan lineal? María del Carmen Bragado, rectora del Centro Argentino de Estudio de Modas (CAEM), no está muy convencida de esas asociaciones estereotipadas y suma variables a la cuestión. “El perfume está muy conectado con los recuerdos, lo atávico, con los gustos y el ritmo de vida. En mi opinión, está claro que se relaciona con aquello que el grupo social aprecia y, por supuesto, con cuestiones mucho más personales”, explica.

La asociación de determinados aromas con estados de ánimo no es un invento argentino y tiene adeptos en todo el mundo. Por ejemplo, el neurólogo estadounidense Alan Hirsch, director de Smell and Taste Foundation , de Chicago, está convencido de que el olor del limón impulsa la concentración y hasta elaboró una explicación científica: las notas cítricas aminoran el nivel de cortisol, la hormona del estrés.

Sin entrar en el sinuoso terreno de la psicología humana y alejándonos de las miles de hipótesis que se sienten en el aire, lo cierto es que un mismo perfume tiene entre 50 y 60 componentes y huele diferente en cada persona. Todo depende de factores tales como el pH –el nivel de acidez- de la piel, el nivel de grasitud, si la persona fuma o no, si toma algún medicamento... “El perfume que usa mi hermana le sienta perfecto pero, en mi piel, lo percibo muy fuerte y aceitoso”, confirmó Bragado desde la sede del único centro que forma perfumistas en nuestro país.

Ahora bien, para saber cómo se sentirá el perfume en la propia piel hay que conocer algunos datos técnicos: Todo perfume se compone de las llamadas notas de salida -las primeras que fluyen y que no duran más de 5 minutos-, las notas del corazón -que perduran hasta 20 minutos- y finalmente, están las notas de fondo -que duran más tiempo y revelan la “verdadera identidad” del perfume-.

A esta altura la duda es ¿cuál es el abc de un buen perfumista? y la respuesta no tarda en llegar. “La perfumería es un cruce muy especial entre la química y el sentido del olfato. La herramienta creativa es la nariz y, aunque existen los dotados, la práctica es fundamental”, dijo Bragado. En otras pocas palabras, se trata de una persona que va por la vida oliendo cosas, que huele un grano de café cuando el olfato está saturado y que sabe química pero no se detiene demasiado en fórmulas... “Estoy bastante alerta con la nariz cuando ando por la calle. Pero trato de no obsesionarme porque el olfato se satura”, confiesa el perfumista Cristhian Alori sin la menor intención de parecerse a Grenouille, el célebre protagonista de la novela de Patrick Süskind, “El perfume”, que tenía el don de reconocer gran cantidad de olores, registrarlos en su mente y no olvidarlos jamás.

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Fuente: clarin.com

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