La Argentina es el tercer mayor consumidor de tabaco en América latina y el Caribe, con el 15 % del consumo total, a pesar de que en este país sólo vive el 7 % de la población regional. "Si bien el país está en una mala posición en cuanto al consumo, este año se están promoviendo buenas medidas gubernamentales: el aumento a los impuestos al tabaco, la restricción a las publicidades y la creación de ambientes libres de tabaco", opinó.

Peruga, asesor regional para el control del tabaco de la OPS, hablará hoy en la Biblioteca Nacional durante una jornada para comunicadores sobre "la epidemia del tabaquismo en la Argentina", convocada por el Ministerio de Salud de la Nación y el programa VIGI+A. Desbaratará algunos argumentos de la industria tabacalera para mantener ganancias.

Que si se aumentan los impuestos a los cigarrillos, el Estado recaudará menos. Que los adolescentes no están en la mira cuando se difunden publicidades que invitan a fumar. Que son "intolerantes" los no fumadores que se molestan con el humo del cigarrillo. Son algunos de "los argumentos falsos que usa la industria tabacalera", afirmó.

El experto está dispuesto a derribar los mitos. "Un argumento que usa la industria es que si se suben los impuestos al tabaco, el Estado recaudará menos porque bajará el consumo", sostiene. "No es cierto porque el porcentaje del aumento del impuesto es mayor al descenso del consumo —contraatacó—. Un estudio demostró que si en América Latina se sube el 10 % en el impuesto al tabaco, el consumo sólo descendería el 6 por ciento".

La industria tabacalera suele decir: "Los impuestos ya son altos. ¿Para qué aumentarlos?". Peruga retrucó: "Son altos si sólo se mira que el 68 % del precio de cada atado es impuesto. Pero el precio es bajo (alrededor de 2 pesos) si se compara con el de los alimentos que sí se necesitan". Además, enfatizó, "no es cierto que el aumento de impuestos conduzca al incremento del contrabando". En España, hace cinco años, el precio del tabaco era bajo y el contrabando alto.

Otra confusión: "Dicen que las publicidades de cigarrillos sólo buscan que los fumadores cambien de marca. Sin embargo, por cada dólar que la industria gana, gasta seis dólares en publicidad. Entonces, las publicidades se hacen para captar más fumadores jóvenes. Hasta se dan muestras gratis: regalaron cigarrillos al 14 por ciento de los adolescentes argentinos el año pasado según un estudio del investigador del Conicet, Hugo Míguez".

Muchos dicen que los que luchan contra el tabaquismo y no fuman son intolerantes: afectan la libertad de fumar. "Esta posición es errónea e injusta —opinó Peruga—. Cerca del 15 por ciento de las muertes atribuibles al tabaquismo (por cáncer o por enfermedades cardiovasculares) se producen en personas que no fuman. Por esto, hay que establecer claramente dónde se puede fumar. Si uno va a un restorán y echa un insecticida tóxico, está mal; ¿por qué no se considera que el fumar también lo está?"