Para medios republicanos, la comparecencia de Clinton resulta un recurso desesperado del aspirante demócrata, quien pese a estar en un aparente empate con Bush aparece un poco por debajo en la mayoría de las encuestas.

El ex mandatario llamó a sus compatriotas a apoyar la candidatura presidencial del senador, de quien dijo tiene una visión mejor que la del mandatario respecto al futuro de la Unión y de su vinculación con el mundo.

Clinton recordó que entregó el gobierno a Bush con un superávit comercial y presupuestario, que la actual administración se encargó de llevar a números rojos y con cotas históricas.

Al ocupar el podio, Kerry dijo que preguntó al ex presidente qué cosa podría tener en común con el actual jefe de la Casa Blanca. "Dentro de ocho días ambos seremos ex presidentes", fue la respuesta de Clinton.

Apuntó que Bush asegura ser el guardián de la seguridad del país, pero criticó la desaparición de 380 toneladas de explosivos en Iraq que debían estar bajo control de las fuerzas del Pentágono.

Alertó que ese material de guerra podría ser usado en la preparación de ataques terroristas y calificó el incidente de otro error garrafal de la Casa Blanca en el país árabe.

Cometieron errores de cálculos en cuanto a la forma de ir a la guerra, el número de soldados, en cuanto a Osama bin Laden, fustigó el candidato demócrata.

No queremos cuatro años más de lo mismo, necesitamos una nueva política para traer de vuelta a nuestros soldados, aseveró Kerry sobre el tema.

Recordó que en estos últimos años el ingreso de la familia media norteamericana disminuyó, en sentido contrario a como aumentaron los costos médicos, de la gasolina y del Medicare.

Necesitamos un presidente para que los ciudadanos no tengan que tener tres o cuatro empleos. Es necesario que la economía funcione para los estadounidenses, enfatizó.

El acto en Filadelfia resultó la primera comparecencia pública de Clinton luego de ser sometido a una operación en la que le fue implantado un triple "bypass" coronario.