El mercado del oro tokenizado ha alcanzado una impresionantes capitalización que supera los 3.700 millones de dólares, según datos de CoinGecko. Este fenómeno está liderado por Tether Gold (XAUT) y PAX Gold (PAXG), que juntas constituyen más del 85% del volumen total.

¿Qué es el Oro Tokenizado?

La tokenización permite representar activos físicos, como el oro, en forma de tokens digitales que operan en una cadena de bloques. Cada token se respalda con una cantidad específica de oro almacenada en bóvedas reguladas, lo que asegura su trazabilidad y autenticidad.

Facilitando el Acceso a la Inversión en Oro

Históricamente, invertir en oro requería pasar por bancos especializados o fondos cotizados (ETF). Hoy, gracias a la tokenización, los inversores pueden adquirir fracciones de lingotes desde sus smartphones, disfrutar de operaciones las 24 horas y acceder a costos operativos reducidos.

Un Vigoroso Crecimiento en el Volumen de Negociación

Paralelamente, la capitalización total del oro tokenizado ronda actualmente los 2.880 millones de dólares y ha llegado a alcanzar un volumen semanal de 1.000 millones de dólares, superando niveles que no se veían desde la crisis bancaria de EE.UU. en 2023.

Actores Clave en la Tokenización del Oro

El liderazgo en este mercado recae en Tether Gold (XAUT), que está respaldado por más de 11,6 toneladas de oro en bóvedas suizas. Le sigue PAX Gold (PAXG), regulado por el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York y garantizado con barras de oro de «London Good Delivery».

Otras iniciativas como Kinesis Gold (KAU), Comtech Gold (CGO) y VeraOne (VRO) también están incursionando en este sector, expandiendo los horizontes del oro tokenizado a diferentes regulaciones y mercados.

Un Cambio Paradigmático en la Inversión

La tokenización del oro no es solo una modernización de un activo tradicional, sino un cambio fundamental que conecta las finanzas tradicionales con el mundo digital. Esto no solo transforma el acceso al oro para individuos y empresas, sino que también implica que los reguladores deben adaptarse a nuevos activos híbridos que combinan lo físico con lo digital.