La polémica en el streaming

El pasado sábado, Lilia Lemoine, representante de La Libertad Avanza y voz cercana a los hermanos Javier y Karina Milei, fue protagonista de un momento polémico en el programa “FDC”, transmitido por Ánima Digital. Este programa, dirigido por el abogado Alejandro Sarubbi Benítez, es conocido por su enfoque provocador hacia la coyuntura política.

Comentarios que ofendieron

Durante la emisión, mientras se discutía sobre el peronismo y se cuestionaba a varios militantes, Alfredo “Rino” Gammariello realizó un comentario desafortunado: “Con lo único que les va mal es con el agua… si los tiran de los aviones, no saben nadar”. Estas palabras abrieron la puerta a una controversia enorme, al aludir a episodios de violencia estatal, incluido el infame uso de los vuelos de la muerte durante la última dictadura militar.

Reacciones en tiempo real

En ese tenso momento, Lemoine, que se encontraba junto a Gammariello, se rió, mientras otra colaboradora aportaba: “Los kukas no son waterproof”. Esta burla, que ridiculiza el sufrimiento de las víctimas de la violencia estatal, desencadenó fuertes reacciones negativas en redes sociales y medios de comunicación.

Demandas de rendición de cuentas

El colectivo Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz no tardó en actuar, presentando un pedido formal al Congreso para que se evalúe la expulsión de Lemoine. Argumentan que sus reacciones no solo trivializan el terrorismo de Estado, sino que representan una falta de respeto hacia la memoria de las víctimas y sus familias.

Un papel delicado como funcionaria

Los denunciantes enfatizan que, dada su posición como diputada, Lemoine tiene una responsabilidad especial de actuar con sensibilidad. Su conducta en el programa expone una banalización de eventos trágicos que marcaron la historia argentina, generando un debate profundo sobre los límites de la libertad de expresión de los legisladores en plataformas modernas.

Reflexiones sobre la libertad de expresión

Este episodio ha reavivado el debate en torno a los límites de la libertad de expresión dentro de un contexto público. La provocación política, la memoria histórica y la responsabilidad pública parecen estar en un delicado equilibrio, planteando preguntas difíciles sobre cómo se deben tratar temas tan sensibles en espacios de entretenimiento y debate.