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ASCHIRA Y RICARDO FORT

La astróloga estuvo casada con el abuelo del mediático millonario. Por qué no lo había contado antes.

Desde que apareció, todo lo que hizo o dejó de hacer se transformó en noticia. El espectáculo le abrió las puertas y Ricardo Fort alimenta las líneas con sus actos extravagantes. En una reciente entrevista televisiva, el millonario se convirtió en el primero de los herederos de esa familia en aclarar qué vínculo los unía a Encarnación Ruiz Ruiz, más conocida como Aschira. Allí, dijo que ella no era la amante de su padre sino la segunda mujer de Felipe, su abuelo. Esta historia era conocida en algunos ámbitos y, en los 90, la propia astróloga fue invitada a contarla en Indiscreciones, el programa de chimentos que conducía Lucho Avilés todas las tardes. Pero no pudo ser porque al día siguiente del anuncio de la historia, el departamento comercial de la emisora recibió de la empresa FelFort la amenza de retiro de la pauta comercial no sólo del programa sino del canal. Así, Aschira tuvo que guardar su historia de amor por lo menos por una década.

Aschira y el abuelo de Ricardo Fort se conocieron en Madrid, en un viaje que él hizo en un intento desesperado por borrar el dolor que le había causado el extraño suicidio de Felipe, su hijo mayor. “Ojo que no quiero hacer un circo de todo esto. Sólo quiero mostrarles, por primera vez, el acta de casamiento que certifica el amor que aún le tengo a mi Felipe. No fui su amante, fui su esposa fiel y compañera. La realidad es que yo no quería casarme pero él insistió. Con mi amor, tuvimos a María Paloma Fort que, como consta en su partida de nacimiento, lleva el apellido Fort y ahora vive en Londres”, asegura Aschira, bajo la promesa de no dar más detalles de su vida junto a este hombre que le llevaba treinta años y que la trajo desde España a la Argentina, cumpliéndole la promesa de casamiento.

Fort era separado y padre de cinco hijos; ella, viuda y madre de una hija, María Eva Vigil. Como en Argentina no existía el divorcio, se casaron vía México el 24 de agosto de 1964. Además, Aschira también tiene en su poder una Libreta de Familia que certifica una reválida de esa unión, que tiene fecha el 14 de septiembre de 1964 y fue realizada en el Registro Civil de un pueblo –Malagüeño– de la provincia de Córdoba. Un documento que por entonces carecía de validez pero que ella atesora entre los muchos recuerdos que conserva de Felipe Fort. Incluso en su atiborrado living, un óleo gigante del empresario ocupa una de las paredes.

La astróloga tiene 78 años y vive recluida en el mismo departamento, ubicado en pleno corazón del barrio de Once, donde desembarcó hace 46 años. Allí donde disfrutó y padeció –ambas cosas con la misma intensidad, dice– su corta historia de amor con el abuelo de Ricardo.

Aschira tiene pánico a los robos y ese miedo la llevó a dejar la futurología. Ella se resiste a hablar de la herencia que recibió luego de la muerte de Felipe Fort, ocurrida en 1969, cinco años después del casamiento. María Paloma sólamente habría recibido como herencia un departamento en Recoleta, que vendió para mudarse a Europa. Por otro lado, en un escrito judicial, consta que Encarnación Ruiz Ruiz no pudo despedirse de su “Felipillo” porque en el momento de su fallecimiento estaba presa. Carlos “Lalo” Fort –su hijastro y padre de Ricardo– , la había denunciado por hurto de acciones, y así fue que terminó detenida por tres días, lejos de la agonía de su marido. Una vez libre, demandó el cuerpo de su marido y se aferró a lo único que le había quedado de él: sus cenizas. “Yo tengo en mi poder el valor más preciado de la familia. No hay dinero en el mundo que pueda equiparar el hecho de tener bajo mi custodia sus restos. Lo tengo guardado en una urna junto a las cenizas de Felipe, su hijo mayor, en un cementerio de la Capital”, afirma la astróloga, prometiendo no hablar más del tema familiar.

Es que no quiere tener conflictos con Ricardo ni con nadie de ese “clan chocolatero”. Al nuevo fenómeno mediático asegura no haberlo conocido nunca, ni siquiera sabe de qué signo es, ya que con su familia política nunca pudo tener un acercamiento. Es que tanto Aschira como su hija María Paloma Fort habrían sido forzadas a vivir al margen de los Fort. Cada vez que ella se decidía a hacer pública su relación con el fundador de la gran empresa chocolatera, aparecía una mano negra que lograba silenciarla. Y ella, después de un tiempo, prefirió el silencio.

Oveja negra. Felipe había apodado “garbanzo negro” a su ahora famoso nieto. Dicen que estaba cansado de escuchar los lamentos de Carlos (el padre de Rircardo) porque su hijo no quería ni estudiar ni trabajar. Por esa razón, tenían discusiones que terminaban en castigos físicos y económicos hacia el joven Fort, situación que este último ya relató en varias de sus entrevistas.

Desde su sillón del living, Aschira observa por televisión los detalles del show televisivo que supo montar Ricardo: se ríe, se divierte, no se burla. Sólo espera que de ahora en más se la reconozca como la mujer legítima de ese señor que a los 12 años comenzó a fabricar con piedras sus primeros chocolates. El mismo que empezó la fortuna que hoy financia al nuevo personaje de la farándula.

Fuente: Perfil

Fotos de RICARDO FORT

Ricardo Fort y Guido Süller

RICARDO FORT EN NUMEROS - LA VERDADERA VIDA DE RICARDO FORT

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