Mujeres migrantes: la lucha silenciosa y peligrosa en su camino hacia Europa
Detrás de cada historia de migración hay un viaje lleno de desafíos. Las experiencias de mujeres como Esther revelan una realidad desgarradora y desigual.
Una nueva vida en Europa: la promesa de Esther
Esther, una joven que alguna vez durmió en las calles de Lagos, Nigeria, fue abordada por una desconocida que le ofrecía salir del país y comenzar una nueva vida en Europa. Tras haber sido expulsada de un hogar de acogida abusivo, su deseo de escapar la llevó a embarcarse en una travesía que cambiaría su vida para siempre.
El oscuro camino hacia la libertad
En 2016, mientras cruzaba el desierto hacia Libia, Esther se encontró con una dura realidad. Su viaje se tornó en un auténtico tormento, viéndose obligada a ejercer la prostitución y enfrentar años de trámites de asilo en diversos países.
El aumento de mujeres migrantes
Aunque históricamente la mayoría de los migrantes son hombres, cada vez son más las mujeres que hacen este peligroso viaje. Según Irini Contogiannis, del Comité Internacional de Rescate en Italia, el número de mujeres que viajan solas por las rutas del Mediterráneo y los Balcanes está en aumento.
Un informe de 2024 informa sobre un incremento del 250% en el número de mujeres adultas solteras que llegan a Italia, junto a un aumento del 52% en el de familias migrantes.
Los peligros del viaje
Las rutas migratorias son infamous debido a los altos riesgos que enfrentan los migrantes. En 2022, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) registró más de 3,400 muertes o desapariciones en Europa, un triste récord.
Para las mujeres, el peligro no se limita a la travesía, ya que muchas son víctimas de violencia y explotación sexual. Esther es una de ellas, habiendo sido traicionada por la mujer que le prometió una vida mejor.
La doble lucha de las mujeres migrantes
Durante su viaje, muchas mujeres están conscientes de los peligros que enfrentan, incluso llevan preservativos o se implantan contraceptivos como precaución. Hermine Gbedo, parte de una red contra la trata de personas, señala que muchas mujeres son forzadas a ofrecer servicios sexuales como parte del pago a los traficantes.
Gbedo trabaja específicamente con mujeres migrantes en Trieste, un paso crucial para quienes buscan refugio en Europa.
Buscando refugio: el caso de Esther
Después de meses de explotación en Libia, Esther logró escapar y cruzar el Mediterráneo, siendo rescatada por la guardia costera italiana. Sin embargo, su lucha no había terminado. A pesar de haber solicitado asilo en múltiples ocasiones, sus esfuerzos fueron en vano hasta que finalmente obtuvo el estatus de refugiada en Italia en 2019.
La difícil realidad en los países de origen
Muchas mujeres, como Nina de Kosovo, dejan sus países debido a la violencia de género. Nina fue víctima de abusos y, a pesar de que su país podría ser considerado seguro, decidió migrar en busca de una vida mejor. Su historia resuena con la de muchas otras que enfrentan adversidades similares en sus países de origen.
La violencia contra las mujeres sigue siendo un asunto crítico. A pesar de los derechos otorgados por convenios internacionales, muchas de ellas aún enfrentan un camino lleno de obstáculos y discriminación al solicitar asilo.
