Este martes, a pocas horas de su jura como legisladora, Magario anunció que no asumirá su banca, optando por continuar en su función como vicegobernadora y presidenta del Senado provincial. A través de un comunicado dirigido a la presidencia de la Cámara baja, formalizó su renuncia, cerrando cualquier posibilidad de pedir una licencia que permita su regreso al Senado.

Tensiones en el Peronismo Bonaerense

La decisión de Magario llega en un momento crucial para el peronismo bonaerense, que enfrenta un proceso de negociación interna marcado por disputas sobre la sucesión en el poder ejecutivo provincial. En este contexto, la presión del kirchnerismo para convocar a sesiones extraordinarias en el Senado también se intensifica, buscando discutir proyectos que podrían perder vigencia antes de fin de año, así como definir las vicepresidencias de la Cámara alta.

Impulso a nuevos liderazgos en el Senado

Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner está promoviendo al intendente de José C. Paz, Mario Ishii, como candidato para una de las vicepresidencias del Senado. Este puesto es clave para asegurar el funcionamiento legislativo y también influir en la sucesión gubernamental, que ya tiene definida su estructura con el gobernador y la vicegobernadora.

Consecuencias de la Renuncia

Con la dimisión de Magario, la banca que le correspondía en Diputados será ocupada de manera definitiva por Silvina Nardini, una concejala de Ensenada y aliada del intendente Mario Secco. Esto permite al gobernador Axel Kicillof mantener representación dentro del bloque peronista, aunque el Movimiento Derecho al Futuro sigue siendo una facción minoritaria en la bancada oficialista.

Magario, al igual que otros funcionarios, como el ministro de Infraestructura Gabriel Katopodis, quien asumió su banca en el Senado antes de solicitar licencia, ha adoptado una estrategia que destaca el valor de su cargo actual sobre el rol legislativo.