Las Monjas de Goldenstein: Un Refugio en el Convento a Pesar de las Restricciones
Las tres monjas austriacas que hicieron headlines por su fuga del hogar de ancianos finalmente podrán quedarse en su querido convento, aunque con condiciones impuestas por la Iglesia.
Las condiciones del retorno
Tres monjas del convento Kloster Goldenstein, en Elsbethen, cerca de Salzburgo, han conseguido permanecer en su hogar tras huir de una residencia para ancianos que les resultaba incómoda. Sin embargo, el permiso viene con la exigencia de cesar su actividad en redes sociales, donde han ganado notoriedad y apoyo popular.
Las hermanas Bernadette (88 años), Regina (86) y Rita (82) serán ahora vigiladas por las autoridades católicas, quienes insisten en que la tranquilidad del convento debe ser preservada, limitando las interacciones en redes que tanto impacto tuvieron en su causa.
Un pasado lleno de historia
La vida de estas tres religiosas ha estado marcada por su larga permanencia en el convento, que ha funcionado desde 1877 como un colegio. Bernadette, quien fue alumna del lugar, trabajó como docente junto a sus compañeras, con Regina siendo la directora durante varios años. Sin embargo, la cantidad de monjas ha disminuido con el tiempo, y en el año 2022, el convento pasó a manos de la archidiócesis de Salzburgo.
El conflicto por su libertad
El enfado de la Iglesia aumentó cuando en septiembre de 2024, las monjas regresaron con ayuda de antiguos alumnos, ignorando una petición del rector de la abadía para que volvieran a la residencia. Desde entonces, su historia ha resonado en las redes, una notoriedad que las autoridades ahora desean controlar.
Un nuevo acuerdo que plantea interrogantes
En un anuncio reciente, un portavoz de la iglesia ha confirmado que las monjas podrán quedarse en el convento, bajo estrictas condiciones. Esto incluye no solo el silencio en las redes sociales, sino también asegurar que las áreas restringidas del convento permanezcan inaccesibles para el público no autorizado.
El dilema de las monjas
Cabe mencionar que el acuerdo plantea un dilema profundo para las monjas, quienes consideran que la prohibición de compartir su vida y actividades online era injusta y carente de fundamento legal. Por ahora, se enfrentarán a la difícil decisión de negociar su permanencia y bienestar en el convento frente a su expectativa de ser visibles y proteger su historia.
Una vida dedicada al convento
Las religiosas siguen siendo un símbolo de resistencia y esperanza para muchos. En su vida cotidiana, han compartido momentos sencillos pero conmovedores, lo que les ha valido un respaldo considerable en las plataformas digitales. Aunque ahora están limitadas en su voz pública, su influencia perdura, reflejando la lucha por la libertad de expresión y el deseo de permanecer en su hogar espiritual.
