La nueva era de los buscadores de meteoritos: un negocio que brilla
Descubre cómo un grupo creciente de aventureros ha transformado la búsqueda de meteoritos en una lucrativa actividad global, rompiendo paradigmas y desafiando expresiones populares.
«El dinero no cae del cielo».
Sin embargo, un grupo selecto de exploradores está desafiando esta noción. Se trata de los buscadores de meteoritos, quienes viajan por el mundo en busca de estas fascinantes rocas celestiales.
El interés por estas piedras del espacio ha evolucionado más allá de la mera curiosidad científica, creando un lucrativo mercado para los coleccionistas privados. Esta tendencia ha captado la atención de muchos, como Roberto Vargas, un estadounidense que decidió dejar su carrera como terapeuta y dedicarse a buscar meteoritos alrededor del mundo.
El comienzo de una nueva pasión
La aventura de Vargas comenzó con un simple descubrimiento. «Pensé que un meteorito no podía pertenecer a una persona común. Cuando tuve uno en mis manos, me emocioné muchísimo», confiesa. Su interés se profundizó cuando se enteró de que un meteorito había caído en Costa Rica en 2019. Aunque no logró hallarlo, logró adquirir varios ejemplares.
Decidió ponerlos a la venta para financiar sus futuras expediciones y la experiencia superó sus expectativas: “Volví de Costa Rica y en solo tres días había vendido meteoritos por más de 40,000 dólares. Fue un cambio de vida”, sostiene Vargas.
Un mercado en expansión
La búsqueda de meteoritos no solo es una aventura individual, sino que también involucra a comerciantes como Darryl Pitt, quien inició su carrera en el mundo de los meteoritos por casualidad. After a trip to a rock show, compró su primera pieza y se dio cuenta del potencial comercial que esto implicaba. En los años 90, realizó la primera subasta de meteoritos, marcando el inicio de un nuevo segmento en el mercado.
Hoy, los precios no han hecho más que subir, impulsados por el creciente número de coleccionistas. Pero, ¿qué hace que un meteorito sea valioso? La respuesta depende de diversos factores, incluyendo su tamaño, rareza y procedencia. En algunos casos, meteoritos especiales se han vendido por millones, como un ejemplar de Marte que alcanzó los 4.3 millones de dólares en una subasta reciente.
El patrimonio cultural en juego
Sin embargo, el auge del comercio de meteoritos no está exento de controversias. Recientemente, un meteorito encontrado en Níger generó un debate sobre la legalidad de su venta. Las autoridades locales han cuestionado cómo fue extraído y vendido sin las debidas autorizaciones, lo que pone en evidencia la falta de regulaciones claras sobre la comercialización de estos objetos celestiales.
La profesora Sarah Russell, del Museo de Ciencias Naturales de Londres, señala que es crucial tener claras las normativas sobre la propiedad y venta de meteoritos. «Algunos países tienen leyes estrictas, mientras que otros carecen de regulaciones específicas. Esto puede complicar tanto el comercio como la investigación», afirma.
Aventuras colectivas
No todos los buscadores de meteoritos están enfocados en obtener ganancias. En América Latina, un grupo de científicas conocido como «Azmeteóricas» se dedica a localizar meteoritos para asegurarse de que terminen en instituciones científicas. “La primera en encontrar un meteorito marca la diferencia”, comenta Amanda Tosi, meteoróloga del grupo. Aunque no se opone al comercio, aboga por una regulación que asegure el patrimonio cultural y científico de estas rocas.
En Argentina, el campo de meteoritos de Campo del Cielo, uno de los más grandes del mundo, se ha convertido en un blanco para contrabandistas, lo que destaca la necesidad urgente de protección de estos recursos.
Vargas defiende su trabajo, argumentando que su intención va más allá de lo económico: «Buscamos que estas rocas estén en manos de científicos y que sean protegidas y estudiadas».
