El conflicto interno en el Frente de Todos tomó un giro inesperado entre el 1 y el 4 de julio de 2022. En ese intervalo, Martín Guzmán, entonces ministro de Economía, le presentó a Alberto Fernández una situación crítica: la necesidad de reformar urgentemente la política de subsidios energéticos o enfrentarse a su renuncia. A pesar de las tensiones, Fernández optó por la unidad del frente que lo había llevado a la presidencia.

La Crisis que se Gestó dentro del Gabinete

El ultimátum de Guzmán reflejaba un desgaste prolongado en la relación entre el Ministerio de Economía y el núcleo duro del kirchnerismo. Guzmán reconocía la urgencia de implementar la eliminación de subsidios, una medida comprometida ante el FMI, y confiaba en el apoyo de Fernández. Sin embargo, la desconfianza en el ámbito ministerial era palpable, especialmente tras intentos fallidos de avanzar en la «segmentación» tarifaria, obstruida por Federico Basualdo, subsecretario de Energía.

La Reacción de Guzmán y el Impacto Político

La tensión escaló cuando la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuestionó públicamente las decisiones del gabinete. Al escuchar su discurso en un acto por el aniversario de Juan Domingo Perón, Guzmán sintió que su autoridad había sido severamente menoscabada. Sin esperar más, decidió renunciar, haciendo pública su decisión a través de redes sociales, y Alberto Fernández se enteró de su salida por los medios, un signo del descontrol en el poder ejecutivo.

Las Consecuencias de la Renuncia

La renuncia de Guzmán marcó un punto de inflexión en la administración del Frente de Todos. Aunque se esperaba que Aníbal Fernández asumiera el cargo de ministro de Energía, esta transición nunca sucedió. La política tarifaria se mantuvo inalterada en ese momento crucial. Con el tiempo, Sergio Massa aplicaría el esquema tarifario propuesto por Guzmán, pero sin la resistencia interna prevista, evidenciando la falta de cohesión en el frente político.

Un Giro en la Historia del Frente de Todos

El desenlace de estos cuatro días de julio de 2022 no solo puso a prueba la unidad del gobierno, sino que también se convirtió en el preludio del desmoronamiento del experimento político que había surgido en 2019. La relación entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner nunca volvió a ser la misma, y el episodio subrayó las tensiones irreconciliables que existirían en el seno del gobierno.