Viviendo en el Caos: Un Recuerdo de la Invasión de EE.UU. a Panamá
La historia de la familia Mendoza Gómez cobra vida mientras evocan sus memorias de la invasión estadounidense a Panamá, un suceso que cambió sus vidas para siempre.
El inicio de una pesadilla en El Chorrillo
En los años 70, Isidora Gómez y Ernesto Mendoza decidieron instalarse en el tranquilo barrio de El Chorrillo, en la capital panameña, buscando un lugar seguro para criar a sus tres hijos.
Un hogar en el edificio 24 de diciembre
El edificio conocido como «el 15 pisos» es donde la familia Mendoza Gómez vivió momentos de tranquilidad hasta la inolvidable madrugada del 20 de diciembre de 1989, cuando EE.UU. lanzó una invasión con el objetivo de derrocar al régimen de Manuel Noriega.
Atormentados por el conflicto
Jovana Mendoza, la hija menor, recuerda la angustiante noche: «Se escuchaba el estruendo de bombardeos y disparos.» Justo al lado de su hogar, el cuartel general de las Fuerzas de Defensa de Panamá las convertía en un blanco perfecto.
La zona bajo el control estadounidense
La familia vivía cerca del Canal de Panamá, un área controlada por EE.UU. La invasión no solo dejó el peligro inminente, sino que también transformó su vecindario en un campo de batalla.
El día antes de la invasión
El 19 de diciembre de 1989 comenzó de manera normal, con preparativos para las celebraciones navideñas. Sin embargo, rumors sobre posibles ataques comenzaron a circular, y la tensión aumentaba.
El inicio de la invasión
La noche del 19, Ernesto recibió advertencias sobre la inminente invasión. Sin embargo, Isidora ignoraba la gravedad de la situación: «¿Cómo podrían invadirnos si aquí no teníamos armas?», reflexiona.
La experiencia aterradora
Tras la medianoche, las explosiones comenzaron a sacudir su hogar. La familia, llena de miedo, se refugió bajo el colchón matrimonial mientras la intensidad del ataque se incrementaba. «Rezamos juntos bajo la cama», recuerda Ernesto.
El barrio en llamas
Cuando la mañana del 20 llegó, el estruendo cesó lentamente, pero el caos permaneció. Al escuchar órdenes de evacuación, la familia salió temerosamente con las manos en alto, encontrando su hogar devastado.
El barrio transformado
Al salir, se encontraron con su barrio cubierto de humo y cenizas, y la oscura realidad de varios cadáveres esparcidos por las calles. «Fue un escenario devastador», menciona Isidora.
Refugio y supervivencia
Tras ser evacuados, los Mendoza Gómez fueron alojados temporalmente en la base de la Fuerza Aérea de EE.UU., esperando poder regresar a su hogar. La vuelta no sería fácil, ya que encontraron su residencia saqueada.
Las secuelas de la invasión
La invasión dejó su huella en la familia con un legado de dolor y la pérdida de múltiples vidas. Aunque Isidora no guarda rencor, sostiene: «Todo hubiera sido diferente si Noriega se hubiera entregado».
Luchando por la justicia
Manuel Noriega se refugió en la nunciatura del Vaticano y se entregó el 3 de enero de 1990. Posteriormente, fue juzgado en EE.UU. y falleció en prisión después de 27 años.
