Tensión en Bruselas: Agricultores protestan contra tratados comerciales con Sudamérica
Miles de agricultores se manifestaron en Bruselas mientras líderes europeos discutían un acuerdo comercial controvertido con los países del Mercosur. Los agricultores bloquearon calles con tractores y lanzaron productos, exigendo cambios antes de la posible firma del pacto.
Una jornada de protestas tuvo lugar en Bruselas, donde miles de agricultores se agruparon para expresar su descontento con el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur. En este contexto, las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, quienes obstruyeron el tráfico con sus tractores y lanzaron patatas y huevos en señal de rechazo.
Protestas contra el Acuerdo UE-Mercosur
Los manifestantes se concentraron cerca del edificio Europa, donde los líderes de los 27 estados miembros de la UE se reunieron para evaluar la posibilidad de enmendar o posponer el polémico acuerdo. Otra concentración de agricultores tuvo lugar en la Plaza Luxemburgo, muy próxima al Parlamento Europeo.
Un acuerdo controvertido en la mira
El acuerdo, que busca eliminar aranceles en casi todos los bienes intercambiados entre la UE y cinco países del Mercosur – Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia – en un plazo de 15 años, enfrenta crecientes críticas. La situación se intensificó cuando Italia anunció su oposición, sumándose al rechazo liderado por Francia.
La posición de Italia y Francia
El primer ministro italiano, Giorgia Meloni, manifestó que firmar el acuerdo sería «prematuro» y exigió «garantías recíprocas adecuadas para nuestro sector agrícola» antes de dar su aprobación. Mientras tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, reafirmó su negativa a firmar el pacto, pidiendo nuevas negociaciones en enero y declarando que «no estamos listos».
Impacto en las decisiones europeas
La postura italiana proporciona a Francia el respaldo necesario para vetar la firma del acuerdo por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien necesita el apoyo de dos tercios de los países de la UE para avanzar con el tratado.
Las repercusiones de un posible retraso
Las negociaciones sobre este acuerdo han sido prolongadas, estirándose a lo largo de 25 años. Una vez ratificado, abarcará un mercado de 780 millones de personas y representará aproximadamente un cuarto del PIB global. Desde el Gobierno alemán se advirtió que demoras o cancelaciones perjudicarían la credibilidad de la UE en el comercio mundial.
Las preocupaciones en torno al medio ambiente
Mientras algunos ven la oportunidad como una respuesta a las políticas comerciales de Beijing y Washington, críticos temen que el acuerdo comprometa las regulaciones ambientales y afecte negativamente al sector agrícola europeo. Agathe Demarais, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, advirtió que el fracaso en la firma del pacto podría acercar a las economías latinoamericanas a la influencia de China.
Perspectivas para el futuro del acuerdo
A pesar de la presión, Von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, mantienen su intención de firmar el acuerdo en Brasil este fin de semana. Según Von der Leyen, es crucial deshacerse de las dependencias y construir una red de tratados de libre comercio.
Tensiones políticas internas en Mercosur
Aún con las tensiones políticas entre el presidente libertario de Argentina, Javier Milei, y el centroizquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, los líderes sudamericanos sostienen su determinación de cerrar este tratado con Europa. Lula, próximo a buscar la reelección, busca consolidar diplomáticamente el acuerdo.
En una reciente reunión de gabinete, Lula externó su frustración por la oposición italiana y francesa, dejando claro que el sábado podría definir el futuro del acuerdo. «Si no lo hacemos ahora, Brasil no firmará más acuerdos mientras yo sea presidente», advirtió, argumentando que este pacto sería esencial para defender el multilateralismo.
Desde el entorno de Milei, se comparte la visión de que Mercosur debe ser un espacio que permita el acceso a los mercados globales, no un refugio. «Debemos dejar de pensar en Mercosur como un escudo y empezarlo a ver como una lanza que nos permita penetrar en los mercados internacionales», concluyó.
