Frédéric Péchier, de 53 años, fue hallado culpable de un escandaloso caso de negligencia médica que ha conmocionado al país. Durante el juicio, se demostró que introdujo sustancias químicas peligrosas, como cloruro de potasio y adrenalina, en las bolsas de suero de sus pacientes.

Un médico en la sombra

La víctima más joven del anestesiólogo fue un niño de 4 años, quien sobrevivió a dos paros cardíacos durante una operación de amígdalas en 2016. Mientras tanto, la persona de más edad tenía 89 años. «Usted es el Doctor Muerte, un envenenador, un asesino. Convirtió esta clínica en un cementerio», fueron las duras palabras de los fiscales durante el juicio.

Causas de muerte inexplicables

Los productos químicos que Péchier administró llevaron a complicaciones graves como paros cardíacos y hemorragias, que demandaron intervenciones de emergencia. A menudo, Péchier asistía a estas cirugías, presentándose como el héroe que salvaba a sus pacientes, pero en 12 casos, la ayuda llegó demasiado tarde.

Motivaciones detrás de los actos

La Fiscalía alegó que sus motivos eran personales, buscando desacreditar a colegas anestesiólogos con quienes tenía rencillas. Aunque no siempre era el anestesiólogo principal en las cirugías, se sospecha que manipulaba las bolsas de suero antes de las operaciones.

Investigación que reveló el caso

La investigación comenzó hace ocho años después de que se encontraron evidencias de envenenamiento en dos clínicas de Besançon. En 2017, se detectó un exceso de cloruro de potasio en una bolsa de infusión de una paciente que sufrió un infarto. Los investigadores notaron un patrón alarmante de incidentes graves en la clínica, con un número de infartos fatales durante la anestesia mucho mayor que la media nacional.

Las víctimas

La primera sobreviviente conocida fue Sandra Simard, quien sufrió un paro durante una cirugía de columna a los 36 años y entró en coma. El análisis de su bolsa de infusión reveló niveles de potasio 100 veces superiores a lo normal.

Un desenlace trágico

Péchier, que se declaró inocente, deberá cumplir al menos 22 años de prisión. A pesar de la condena, sus abogados insisten en que no existen pruebas suficientemente sólidas para conectar a su cliente con los crímenes. Sin embargo, su propio testimonio durante el juicio fluctuó, llegando a admitir que podría haber un envenenador, aunque insistiendo en que no era él.

Duras reacciones

Tras la sentencia, Sandra Simard, una de las sobrevivientes, expresó: «Es el fin de una pesadilla». Mientras tanto, otros afectados sienten un alivio después de vivir años de tormento, esperando finalmente sanar.