En el corazón del poder, la Casa Rosada mantiene un discurso claro: la orientación geopolítica de Javier Milei se dirige hacia Estados Unidos, especialmente bajo la figura de Donald Trump. Sin embargo, a pocos pasos de allí, en las modernas torres de Puerto Madero y Retiro, una realidad operativa completamente diferente emerge. Las grandes empresas argentinas, bajo un “pragmatismo silencioso”, han cultivado lazos comerciales inquebrantables con Beijing.

Desde el sector agroindustrial hasta la energía, las relaciones con China han trascendido las ideologías, convirtiéndose en un pilar esencial para la economía nacional. A continuación, exploramos cómo se manifiestan estas relaciones en distintos sectores clave.

El agro: una conexión indispensable

El vinculo entre Argentina y China es especialmente fuerte en la agroindustria. Empresas nacionales icónicas, como Vicentin y Molinos Río de la Plata, han encontrado en China a su principal cliente para productos como harina y aceite de soja.

Un ejemplo notable es Cofco International Argentina, una subsidiaria del gigante estatal chino COFCO, posicionándose entre las principales exportadoras de granos y asegurando la alimentación de Beijing gracias a su integración con el campo argentino. Otros actores clave, como la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y Renova, también desempeñan un papel fundamental en este ecosistema, mientras que Ledesma exporta azúcar y bioetanol hacia el país asiático.

Energía y minería: socios estratégicos

La situación en el sector energético es igualmente significativa. Pan American Energy (PAE), aunque en su mayoría controlada por BP y la familia Bulgheroni, cuenta con una participación del conglomerado chino CNOOC, lo que revela una conexión directa entre la producción local y el interés financiero chino.

La minería no se queda atrás: el proyecto Cauchari-Olaroz en Jujuy, uno de los más grandes del mundo en litio, es operado por Minera Exar, donde Ganfeng Lithium de China tiene la mayoría de las acciones. Aquí, el intercambio es más que una simple transacción; representa un avance en la capacidad de exportación de litio, mientras que las discusiones de regulaciones en Occidente siguen sin concretarse.

Finanzas y obra pública: el oxígeno chino

El sistema financiero argentino también depende en gran medida de la influencia china. El ICBC Argentina es el brazo local del mayor banco del mundo y facilita el comercio exterior y los swaps de divisas, fundamentales para mantener las reservas del Banco Central. Además, entidades como el Banco Nación y el Banco Provincia mantienen líneas de crédito con el Banco de Desarrollo de China, apoyando proyectos que van desde pequeñas y medianas empresas hasta grandes obras de infraestructura.

En el ámbito de la construcción, empresas locales como Roggio y SACDE colaboran frecuentemente con gigantes estatales chinos en importantes proyectos, como las represas de Santa Cruz. Este paisaje sugiere que la búsqueda de un “desacople” por parte de Washington enfrenta una difícil realidad en el terreno.

Desde la industria electrónica en la región fueguina hasta la agricultura, la realidad de la colaboración con China está presente en cada rincón del tejido económico argentino. En el fondo, son las relaciones comerciales con el gigante asiático las que mantienen en marcha el motor de la economía local.