sábado, diciembre 27, 2025
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Azul Rojas: Sentencia histórica tras tortura por policías, pero la justicia aún pendiente

La Larga Batalla de Azul Rojas: Justicia y Derechos en la Lucha Contra la Tortura

Azul Rojas Marín, una voz valiente en la defensa de los derechos humanos, ha logrado una condena histórica contra las autoridades que la torturaron hace 17 años. Pero la búsqueda de justicia continúa.

Un recuerdo imborrable desde 2008

El 25 de febrero de 2008 marcó un antes y un después en la vida de Azul Rojas Marín. En su camino a casa, un grupo de policías la interceptó y la condujo bajo amenaza a una comisaría, donde sufriría torturas atroces.

Una lucha incansable por la verdad

Tras 17 años de sufrimiento y batallas legales en Perú y en el exterior, Azul obtuvo en 2020 un fallo a favor de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que reabrió su caso y responsabilizó al Estado por la violación de sus derechos.

Una condena histórica

Recientemente, el Tercer Juzgado Penal Colegiado de Perú condenó a tres agentes de policía a 17 años de prisión por tortura y abuso sexual. Sin embargo, Azul expresa su descontento: «La sentencia no es una reparación concreta, porque ellos siguen libres», señala con tristeza.

El muro del silencio y la falta de credibilidad

Azul, que en aquel entonces era un hombre homosexual de 27 años y agricultor, enfrentó una dura realidad. A pesar de presentar pruebas contundentes de su tortura, las autoridades ignoraron su testimonio, reafirmando los prejuicios existentes hacia la comunidad LGBTI en Perú.

El camino hacia la justicia

Enfrentando el desdén de las instituciones, Azul, junto a su madre, buscó respuestas en la comisaría. Desgraciadamente, encontraron más obstáculos que apoyo. Solo tras hacer pública su historia, una ONG llamada Promsex intervino, ayudándola a llevar su caso a instancias internacionales.

Una victoria agridulce

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en un acto sin precedentes, forzó al Estado peruano a reconocer su responsabilidad en el caso de Azul. En 2022, las autoridades emitieron una disculpa pública, pero aún queda mucho por hacer.

Un futuro incierto

Pese a la reciente condena de los policías, Azul continúa enfrentando la frustración de no haber recibido la compensación que le corresponde. «No han pagado por su crimen. La justicia nunca llega», lamenta.

Un futuro con esperanza

A sus 44 años, Azul ha tomado la decisión de no dejarse vencer por el odio y está cursando estudios de Derecho. «Con educación, las cosas pueden cambiar», afirma con determinación. Su historia se ha convertido en faro de esperanza para muchas personas LGBTI en el país.

Superando el pasado

Azul ha dejado atrás el peso del odio. «Decidí dejar esa mochila porque con odio no se puede ser feliz ni vivir tranquilo», reflexiona. Su experiencia es un testimonio poderoso de resiliencia y búsqueda de justicia en un contexto de adversidad.

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