Adiós a Kenya: La última elefanta en cautiverio de Argentina
Kenya, la última elefanta que vivió en un zoo argentino, falleció recientemente a los 44 años en Brasil, donde había sido trasladada para recibir mejores cuidados. La noticia, compartida por el Santuario Global para Elefantes, ha conmovido a muchos y ha abierto el debate sobre las condiciones de vida de estos majestuosos animales.
Un legado de sufrimiento
Kenya llegó al santuario en julio, procedente del Ecoparque de Mendoza, y su muerte se produce solo dos meses después del fallecimiento de otra elefanta, Pupy. En un intento por informar a quienes tienen preguntas sobre el estado de salud de los animales, el santuario decidió divulgar detalles preliminares de las necropsias, aunque advirtió que los estudios finales pueden tardar meses en completarse.
Detalles de la necropsia de Kenya
Los primeros hallazgos de la necropsia revelaron el impacto devastador del cautiverio en su salud. Kenya padecía una osteomielitis severa, una infección ósea que generalmente es mortal. Además, se descubrieron problemas graves en sus pulmones, y se sospecha que pudo haber sufrido de tuberculosis.
Condiciones inadecuadas en el pasado
Kenya vivió en condiciones que no le proporcionaron la atención que necesitaba. Antes de su traslado, experimentó una dieta inapropiada y problemas de salud crónicos que no fueron tratados adecuadamente. Su historia refleja las deficiencias en el tratamiento que sufren muchos animales que pasan décadas en cautiverio.
Reflexiones sobre el cuidado de elefantes
El comunicado del santuario destaca que, a pesar de los esfuerzos de los cuidadores de Buenos Aires, los años de daño causado por un ambiente inadecuado no pudieron ser revertidos. “No hay lugar donde los hábitats se reúnan”, se aseguró, aclarando que no hay riesgo de transmisión de enfermedades entre elefantes de diferentes especies en el santuario.
Una historia de tristeza y reflexión
Kenya llegó a Argentina desde un zoológico alemán a la edad de cuatro años y pasó gran parte de su vida sin el contacto de otros elefantes. Su llegada al santuario le permitió conocer a Pupy, con quien compartió sus últimos meses. Este triste evento ha despertado debates sobre el bienestar animal y la necesidad de mejores prácticas en el cuidado de elefantes en cautiverio.
