Stewart Copeland Deslumbra en el Gran Rex: Un Viaje Musical Inolvidable
En una noche mágica, Stewart Copeland, el icónico baterista de The Police, cautivó con su energía y virtuosismo en un Gran Rex repleto. La audiencia vivió una experiencia única donde la música clásica se reimaginó de formas sorprendentes.
El espectáculo comenzó recordando la primera vez que muchos vieron a Copeland en la televisión, realizando una impresionante interpretación en un especial de The Police en los años ’80. Ayer, esa misma magia se sintió en el escenario, donde el artista deslumbró con su estilo inconfundible.
Una actuación que trasciende el tiempo
Copeland, con su inigualable histrionismo, alternaba entre su batería y un set de percusión exótico, desafiando a todos los prejuicios y desbordando creatividad. Más de cuatro décadas después, su talento sigue siendo un fenómeno, transformando canciones clásicas del trío en versiones reinventadas que sacudieron el recinto.
Reimaginando los clásicos de The Police
Éxitos como Walking On The Moon, Message In A Bottle y King Of Pain fueron llevados a nuevos horizontes, donde los arreglos profundos y las interpretaciones audaces los hacían casi irreconocibles. Cada interpretación se asentaba en una base emocional que resonaba con un público que creció con esas melodías.
Comunicando emociones a través de la música
La maestría de Copeland no solo reside en su técnica, sino en su capacidad para conectar con los sentimientos más profundos del público. Su músico sensacional se mezcló con una complejidad instrumental que hizo vibrar los corazones de todos los presentes.
Colaboraciones destacadas y momentos únicos
El concierto también incluyó momentos inesperados, como la interpretación de The equalizer busy equalizing, donde Copeland brilló junto a Gabriel Pedernera de Eruca Sativa. La química entre ambos músicos fue palpable, convirtiendo el escenario en un espacio de verdadera comunión artística.
Un homenaje a la creatividad y al legado musical
Bajo la dirección de Nico Sorín, la orquesta que acompañó a Copeland elevó la experiencia a otro nivel, mientras el coro entusiasmaba con sus aportes. A pesar de sus 73 años, el baterista mostró una energía contagiosa, corriendo por el escenario, respondiendo al cariño del público y disfrutando cada nota.
La noche se convirtió en un tributo no solo a su carrera, sino a las canciones que han dejado huella en millones de corazones. Con un humor fresco, Copeland incluso hizo bromas sobre la popularidad del polo en comparación con el fútbol, conectando con la audiencia de una manera muy argentina.
