30 millones de niñas está en peligro de ser mutiladas genitalmente según la ONU

30 millones de niñas está en peligro de ser mutiladas genitalmente según la ONU

El número de mujeres sometidas a la práctica de la mutilación genital femenina ha disminuido en los últimos años, pero aún hay unos 30 millones de niñas menores de 15 años que corren el riesgo de sufrir la ablación, afirmó hoy la ONU en el Día Internacional de Tolerancia Cero a esta costumbre.

«En 29 países de África y Oriente Medio, donde se concentra esta práctica, el 36 por ciento de las niñas de entre 15 y 19 han sido mutiladas, frente al 59 por ciento de mujeres entre 45 y 49 años que fueron sometidas a esta práctica», aseguraron en un comunicado de prensa el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) y UNICEF.

Según los datos de Naciones Unidas, unas 120 millones de niñas y mujeres en esos 29 países viven con las consecuencias de la mutilación genital femenina (MGF), y 30 millones de menores de 15 años todavía corren el riesgo de sufrir esta práctica.

De esas 120 millones de mujeres mutiladas, 92 millones viven en África, mientras que una media anual de tres millones de niñas siguen siendo víctimas de la mutilación genital femenina por cuestiones religiosas o culturales.

No obstante, según los nuevos datos aportados por la ONU, esta práctica -que puede tener como consecuencia daños severos para las mujeres como, problemas urinarios, infecciones, infertilidad y complicaciones en el parto- «está perdiendo su prevalencia y las generaciones jóvenes son menos vulnerables a sufrirla».

«Este progreso muestra que es posible acabar con esta práctica. Es algo profundamente erróneo, podemos y debemos acabar con ella y permitir que millones de niñas y mujeres lleven una vida sana», manifestó el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake.

Desde el año 2008, momento en el se estableció un programa conjunto de la UNFPA y UNICEF, cerca de 10.000 comunidades en 15 países distintos, lo que representa a unos ocho millones de personas, han renunciado a esta práctica.

En 2012, 1.775 comunidades en África se comprometieron públicamente a acabar con la mutilación genital femenina.

Incluso en los países donde hay una gran prevalencia de estos casos, las actitudes hacia esta práctica están cambiando.

Por ejemplo, en Egipto, donde el 90 por ciento de las niñas y mujeres han sido mutiladas, el porcentaje de mujeres casadas entre 15 y 49 años que piensan que se debe terminar con esta situación se ha duplicado entre 1995 y 2008, de un 13 a un 28 por ciento en el último año, según Naciones Unidas.

En un encuentro que tuvo lugar hoy en Ginebra con motivo del día internacional contra esta práctica, embajadores de distintos países remarcaron la importancia de la resolución que adoptó en diciembre la Asamblea General de la ONU para intensificar los esfuerzos hacía la completa eliminación de este fenómeno de violencia de género.

«La resolución, que fue adoptada por consenso, no es el final sino el comienzo de los esfuerzos para la eliminación de esta práctica», manifestó el embajador de la Unión Africana (UA) ante Naciones Unidas, Jean-Marie Ehouzou.

Ehouzou agregó que esta práctica no se puede justificar desde el punto de vista religioso, ya que ninguna religión establece la ablación genital como una obligación moral.

La directora ejecutiva del Comité Interafricano de Prácticas Tradicionales Dolorosas, Morissanda Kouyaté, abogó por dar más poder a las mujeres como la clave para romper con este ciclo de discriminación y violencia.

Existen tres tipos de ablación: la amputación del prepucio del clítoris, que se extirpa en parte o en su totalidad, la escisión o mutilación total o parcial del prepucio del clítoris y los labios menores, conservando solo los labios mayores, y la infibulación.

Esta última práctica, que incluye en muchos casos el cierre vaginal mediante sutura, es la más agresiva, ya que supone también la extirpación del clítoris y los labios mayores y menores.

La vulva de las mujeres que sufren esta mutilación es cosida hasta que queda prácticamente cerrada, dejando solo una abertura para permitir la salida de la sangre menstrual y la orina.

Se abre cuando se produce el matrimonio y con ocasión de los partos, pero en algunas culturas se puede volver a coser en caso de viaje del marido.

fuente > http://www.publimetro.cl

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