La Invaluable Labor de los Referentes Afectivos en Hogares de Acogida
El apoyo emocional que brindan los referentes afectivos a niños y adolescentes en hogares de acogida es un faro de esperanza en sus vidas. Estos valientes cuidadores se convierten en esa "otra cara de la vida" que tanto necesitan los más vulnerables.
Los referentes afectivos, también conocidos como cuidadores familiares, desempeñan un papel esencial al construir lazos de confianza y afecto con menores que residen en hogares de acogida. Su compromiso es emocional y profundo, aunque no asumen responsabilidades legales sobre los jóvenes que apadrinan.
Una Historia de Compromiso: El Viaje de Geraldine
Geraldine Brousse, de 32 años, se embarcó en esta noble misión hace más de un año, convirtiéndose en la referente afectiva de Ana, una joven de 17 años. Geraldine relata su experiencia: «Siempre he querido ayudar. Comencé intentando trabajar en un hogar, luego seguí páginas de adopción en redes sociales hasta que descubrí un llamado para ser cuidadora familiar. Comprendí que este rol significa estar presente y apoyar al niño en lo que necesite».
El Proceso de Inscripción
Geraldine se inscribió en el Registro de Cuidadores Familiares de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, un proceso que requiere ser mayor de 25 años y cumplir con ciertos talleres de capacitación. «Me informaron que podría pasar al menos un año antes de tener una entrevista», explica.
Un Encuentro Transformador
Su vinculación con Ana se dio a través de Convocatorias Públicas, cuando la chica decidió que quería interactuar con ella. «Ana inicialmente tenía dudas, pero finalmente aceptó. Aunque el proceso fue lento, vale la pena», menciona Geraldine.
El Vínculo Crece: Una Relación Natural
Con el tiempo, su conexión avanzó de visitas al hogar de Ana a actividades compartidas como salidas al cine y al centro comercial. Hoy, la relación que Daniela y Ana mantienen es sólida y enriquecedora, donde ambas se cuentan sus inquietudes y se respetan mutuamente.
El Rol de Abuelos del Corazón: Mónica y Carlos
Otro ejemplo conmovedor es el de Mónica Caamaño, una docente jubilada de 70 años, quien se convirtió en «abuela del corazón» de un adolescente. Su vínculo, forjado a través del programa «Abrazar» del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, destaca la importancia del afecto en estas relaciones.
Un Encuentro Especial
El primer encuentro entre Mónica y su nieto del corazón fue una mezcla de nervios y ternura. «Llevé una torta, algo que permitiría a Carlos compartir algo especial con sus amigos en el hogar», recuerda Mónica. Esta acción simboliza el inicio de una bonita historia de amor y entendimiento.
Cambio Real en la Vida de los Niños
Como Mónica y Geraldine, numerosos cuidadores están cambiando vidas. La historia de Julieta Vegas refleja esta realidad. Luego de un proceso de inscripción similar, Julieta se convirtió en referente afectiva de Juan, un niño de 9 años con trastorno del desarrollo. «El programa permite a estos chicos verse como individuos y no solo como parte de un grupo. Es una oportunidad para mejorar sus vidas», resalta Julieta.
Rompiendo Prejuicios
Julieta comparte que a menudo la sociedad tiene prejuicios sobre los adolescentes en hogares de acogida. «Los chicos más grandes suelen ser los que más necesitan de un referente que los apoye», dice, reflexionando sobre la importancia de este rol.
La Oportunidad de Hacer una Diferencia
En un entorno donde muchos niños han enfrentado el abandono, los referentes afectivos son un rayo de luz y un símbolo de esperanza. Sus historias demuestran que hay una vida más allá de la adversidad: una donde el amor, el respeto y la confianza son los cimientos de su existencia.
