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El cerebro. Nuestra cabecita, todo el mundo que llevamos dentro. Nadie duda de que el cuerpo es el medio gracias al cual nos relacionamos con nuestro entorno más inmediato, pero el juicio con el que somos capaces de mirar más allá reside en nuestra sesera. ¿Te interesa saber un poco más?

Los secretos que residen en nuestro interior

La mente humana ha sido objeto de estudio durante siglos. Aunque algunas disciplinas como la psicología o la psiquiatría sean ciencias relativamente modernas, desde tiempos inmemoriales el hombre se ha preguntado sobre cuál era el origen de sus pensamientos, emociones y sensaciones.

El cerebro no solamente origina ideas. Aunque la creencia popular alimenta el mito de que los sentimientos se generan en el corazón, lo cierto es que este órgano no tiene ni por asomo funciones tan elevadas. Su cometido, como probablemente ya sabrás, es puramente físico.

Los sentimientos nacen en el cerebro, y por increíble que resulte, la química está muy involucrada en su concepción. Cuando decimos que una sensación inexplicable nos nace de dentro, la realidad es mucho menos romántica. La neurobiología tiene la explicación para todo aquello que nos ocurre.

Con esto no queremos decir ni mucho menos que el ser humano haya alcanzado a comprender los procesos de todo lo que ocurre a nivel físico y psíquico tanto fuera como dentro de nuestro cuerpo. Existen infinidad de enigmas que todavía están por desvelar, ¿no estás de acuerdo?

Sin embargo, es necesario poner en conocimiento de todos el desarrollo evolutivo que sí hemos alcanzado hasta la fecha. La ciencia ha sido capaz de explicar muchas cuestiones que hace apenas unas décadas no eran más que cuestión de brujería o simplemente no tenían explicación ninguna.

Entre las biografías célebres del campo de la psicología del siglo pasado se encuentra la de Sigmund Freud, un revolucionario y pionero en su momento. No obstante, muchas de sus teorías han quedado desfasadas y contradichas científicamente por los profesionales actuales. Por ejemplo, nuestro psicólogo en Madrid parte de creencias y métodos contemporáneos muy diferentes.

Potencia la curiosidad como motor de aprendizaje

Una forma excelente de desarrollar al máximo las aptitudes de nuestros hijos, y las nuestras propias, es estimulando la curiosidad. ¿Te preguntas cómo se hace esto? La respuesta estrella es: a través de la lectura. Leer desarrolla la imaginación, mejora la capacidad de lenguaje y entrena el cerebro.

Además, hace trabajar a la memoria, enriquece el vocabulario, aumenta la concentración, disminuye el riesgo de padecer Alzheimer y es un entretenimiento muy barato. ¿Se le puede pedir algo más a un simple libro? Pero es simple solamente en apariencia, por dentro encierran mundos desconocidos e historias fascinantes a los que de otra forma jamás accederíamos.

Leer fomenta que nuestra curiosidad se dispare y que nuestra mente esté activa y trabaje a buen ritmo. Nos hace ágiles en nuestro pensamiento y también a la hora de expresarnos. Existe un género ideal para cada uno de nosotros. ¡Incluso hay amantes de varias categorías a la vez!

Así que no puedes decir que no es para ti. Se trata solamente de que des con la temática que te interesa. Por ejemplo, la ciencia ficción, la novela histórica o la poesía. Existen muchos otros y cada uno tiene su público, ocurre lo mismo que con otras artes como, por ejemplo, el cine.

Una de las sensaciones más gratificantes es compartir sensaciones con otras personas afines a tus mismos gustos literarios. Esas charlas se pueden extender durante horas, intercambiando pareceres acerca del último libro que ha caído en tus manos, o quizás de alguno que leíste hace tiempo.

Las biografías también son del agrado de muchos. Una de las más consultadas de todos los tiempos es la de Juana de Arco. ¿Santa, farsante o loca? El misterio de sus voces ha sido objeto de debate durante mucho tiempo, ¿ya tienes una opinión formada al respecto? Es un relato que vale la pena.

Problemas de concentración en épocas de estrés

Con toda probabilidad te ha sucedido alguna vez. Quizás en momentos de mucha presión en los que tú mismo estás poniéndote al límite y exigiéndote demasiado. Para empezar, vamos a animarte a hacer una revisión de la situación. Contesta con sinceridad a las siguientes preguntas:

¿Cuánto tiempo permaneces en ese estado?, ¿días, semanas, meses? Si sueles pasar periodos demasiado largos de tensión máxima, estás cometiendo un grave error. Todos tenemos épocas difíciles, pero no debemos consentir que se extiendan más allá de lo razonable.

Por otro lado, ¿está afectando a tus relaciones sociales y la forma con la que tratas y te comunicas con los demás? Nuevamente, si es un sí debería de saltarte la alarma. ¿Ese estado de ansiedad corresponde a la consecución de un objetivo concreto? Si no es así, tienes un problema.

Pongamos el ejemplo de unas oposiciones. Sabemos que, durante los últimos meses, quizás el último año de estudio, necesitas apretar y maximizar todo lo posible tu rendimiento. Este sería un caso en el que el estado de nerviosismo estaría justificado. Sin embargo, debes ser capaz de establecer límites.

No todo es válido, como seres humanos que somos tenemos unas fronteras que deben ser respetadas si no queremos incurrir en el aumento de las probabilidades de llegar a sufrir algún tipo de enfermedad mental. Relativizar es la clave, poner siempre en perspectiva cada situación.

Si estás en una de esas difíciles temporadas en las que necesitas un empujón, las pastillas para la memoria Brain Plus IW, que encontrarás en este link, pueden ayudarte con ese extra que necesitas. Respira hondo y, sobre todo, no permitas que la situación te supere ¡Necesitas estar concentrado!

 

Como te decíamos al principio, el cerebro es el más importante de todos los órganos que tenemos. Es quien define qué somos y cómo somos. A veces es incomprensible y no lo podemos controlar, en otras ocasiones tenemos la suerte de sentirnos dueños de pleno derecho de sus riendas. ¡Cuídalo para que permanezca en buen estado de salud el mayor tiempo de vida posible!