La altitud genera diferentes efectos en nuestro organismo, debido en gran parte a la reducida presión de oxígeno en el aire. La hemoglobina, proteína de la sangre, que transporta oxígeno de los pulmones a las células, no puede absorber oxígeno a su total capacidad.
Debido a que el cerebro es muy sensible a los niveles de oxígeno, el dolor de cabeza y el mareo son los primeros signos de malestar. Superando los 5 mil metros de altitud, los síntomas son pérdida de la masa muscular y mayor riesgo de acumulación fatal de fluidos en los pulmones y el cerebro. A partir de los 7 mil 500 metros, la falta de oxígeno puede llevar a la pérdida de la consciencia y finalmente, a la muerte. Mike Grocott, de la Universidad de Southampton (Reino Unido) estudia los efectos de la altitud en el cuerpo y considera que el límite se encuentra en los 9 mil metros.