En una tarde de mucho frío, dos amigos entran a un bar y piden cuatro cafés. Se toman los suyos y dejan los otros dos pagos. Al rato, aparece un hombre que suele dormir en la esquina de esa cuadra, y pregunta: “¿Tienen algún café pendiente?” La escena representa la idea de esta iniciativa solidaria: dejar una bebida caliente para quien no la pueda pagar. Comenzó en Nápoles, como una costumbre amistosa de sus habitantes. Salió de las fronteras italianas y se difundió por toda Europa. En España se convirtió en un símbolo de unión y ayuda, en plena crisis y con seis millones de desocupados. Más cerca de nosotros, en México, ya es un éxito. Hace poco más de un mes, Sol Verdier, madre y diseñadora gráfica argentina, se cruzó con esta movida en las redes sociales. Le llamó la atención, pensó en lo bueno que sería para nuestro país, supo que tenía las herramientas para hacerlo por su profesión y se puso en campaña. “Escribí un proyecto, armé una web con toda la información y abrí una fan page en Facebook para difundir la idea. A los pocos días convencí a unas amigas dueñas de pastelerías para que se sumaran. De a poco, fueron apareciendo los ‘me gusta’”, cuenta Sol. En las últimas dos semanas, la iniciativa explotó. Los fans en Facebook van creciendo de a mil por día y se suman seguidores en Twitter. Desde el barcito de cupcakes “SweetSins” de Caballito hasta “Las malas compañías” en Alta Gracia, Córdoba, ya son más de 40 los espacios que dijeron sí y tienen su cartel puesto en la vidriera que los identifica como adherentes a la movida. Algunos de ellos, hornean budines, muffins y facturas para quienes se acercan a pedir su café solidario. La otra cara del movimiento es que personas en situación de calle se enteren de que estos lugares y sus vecinos les están dando una mano, esa mano que es más que algo caliente, es alguien que pensó en ellos, en el frío, en la panza vacía, en la necesidad con urgencia. Para esto, Sol Verdier convocó voluntarios que puedan acercarse a las iglesias, los comedores, los hospitales y las plazas para hacer la difusión. Van con afiches, con la lista de los bares disponibles o simplemente se sientan junto a alguien y le cuentan la historia de “Un café pendiente”. Más allá de su espíritu solidario, el proyecto generó situaciones que el público que se adhiere cuestionó. Un par de bares palermitanos optaron por dar vasos descartables de la puerta para afuera, como “resguardando” que los clientes no se mezclaran con quienes venían a buscar el café pendiente. Otros forzaron una foto sonriente de los beneficiados, exponiéndolos a mostrarse en un momento no muy feliz de sus vidas. Pero en general, afirma Verdier, todo en este mes ha sido positivo y de mucho amor y colaboración. Si funciona bien, su próximo plan es más ambicioso: “una comida pendiente”. Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/bares-argentinos-suman-movida-pendiente_0_916708416.html
¿Tienen algún café pendiente?
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