«Los tesoros que se pueden acumular en vida son desvanecidos por la muerte, ya que nunca se vio un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre», dijo este viernes el Papa Francisco, en la homilía de la misa en la Casa de Santa Marta.
Para su predicación, Francisco se basó en un pasaje del Evangelio de San Mateo que muestra el contraste entre el comportamiento de escribas y fariseos, que alardean de su piedad en público y aquellos que, en cambio, rezan, ayunan y dan limosna en secreto, con una discreción que es agradable a Dios.
También criticó a los «hipócritas de la casuística», que quieren imponer numerosos preceptos a los fieles. “A estos, Jesús les dice: No entran ustedes y no dejan entrar a los demás. Son eticistas sin bondad, no saben qué es la bondad. Pero sí, son eticistas. Se debe hacer esto, esto y esto. Te llenan de preceptos, pero sin bondad; son intelectuales sin talento, portadores de bellezas de museo. Éstos son los hipócritas, a los cuales Jesús reprocha tanto», sentenció el Papa.
A continuación, se refirió a otra clase de hipócritas, según dijo, a los que también describió. «El Señor habla del ayuno, de la oración, de la limosna: los tres pilares de la piedad cristiana, de la conversión interior. También por este camino hay tantos hipócritas, que se pavonean de ayunar, dar la limosna y rezar. Yo pienso que cuando la hipocresía llega a ese punto de la relación con Dios, estamos bastante cerca del pecado contra el Espíritu Santo. Éstos no saben de belleza, éstos no saben de amor, éstos no saben de verdad: son pequeños, viles».