Jorgelina, una vecina del edificio donde vivía Ángeles Rawson, contó que el encargado, el único imputado por el crimen, le decía «barbaridades» cada vez que pasaba por la puerta del edificio de Palermo.
En diálogo con C5N la mujer explicó que «siempre pasaba por la puerta y me decía cosas», y lo calificó como una persona «muy libidinosa que te decía barbaridades con una desubicación total».
«No me sorprendió porque hace unos meses yo lo había mandado al carajo», aseguró la denunciante.
«Cuando vi su cara en la televisión, le dije a mi familia que ese era el portero con el que había tenido problemas», sostuvo.