La cárcel en la que pasó la noche el sacerdote Julio César Grassi, después que se confirmara su condena por pedofilia, tiene celda con entre «cuatro y seis camas» y «prohibiciones como cualquier penal». Así lo indicó el fiscal de la causa, Alejandro Varela, que desmintió versiones sobre condiciones de detención privilegiadas para el religioso en la Unidad Penal 39 de Ituzaingó, al remarcar que «no es un country». «No son vacaciones pese a que digan que es de mediana seguridad. Es una cárcel como cualquier otra, la única diferencia es que tiene más espacios verdes», explicó el instructor, quien también destacó que se trata de la única unidad penal ubicada en el ámbito del departamento judicial de Morón. Varela sostuvo que «la cárcel no es el mejor lugar para nadie pero tampoco podemos permitir esta sensación de impunidad absoluta». Juan José Grassi, hermano del cura que presidía la Fundación «Felices los Niños» y fue sentenciado a 15 años de prisión por abuso de menores, consideró que «lo condenaron por una palabra de un chico que ahora disfruta de una vida libre». «Están haciendo un show mediático para verlo ensangrentado en la cárcel, todo un circo romano para ver cómo sufre», advirtió. Según el criterio de Juan José Grassi, «Hay que ser demasiado frío y ajeno a la realidad para creer esto. Nadie comprobó nada, lo condenaron por una palabra, no hay ningún hecho comprobado». Sobre la forma en la que impactó en los allegados al cura, sostuvo que «es un hecho familiar muy duro, que afecta a toda la familia. Hay tres generaciones atrás, hermanos, sobrinos, sobrinos nietos», a los que la situación los golpeó con dureza. Grassi quedó detenido ayer por orden del Tribunal Oral Criminal N°1 de Morón, al considerar que la pena que le había sido impuesta en 2009 ya fue confirmada en dos instancias judiciales, inclusive el la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Los jueces Mariana Maldonado, Claudio Chaminade, y Pablo Lucero decidieron revocar el régimen de libertad vigilada del que gozaba Grassi tras ser condenado a mediados de 2009, y luego de que el fiscal Alejandro Varela y dos de las tres querellas pidiesen su detención por considerar que existía peligro de fuga. Grassi fue condenado por abuso en perjuicio del joven «Gabriel», quien habría sido abusado en la Fundación Felices los Niños, «en la mañana de un día sábado o domingo de la última quincena del mes de noviembre de 1996» y otra el «7 de diciembre» de ese mismo año. Para el Tribunal, Grassi fue responsable del abuso de «Gabriel», hechos que habrían tenido lugar en la «Casa San Juan Bosco» de la Fundación, en Hurlingham, y los mismos promovieron una «desviación en la sexualidad aún en formación del menor».
Esta es la celda donde está el Padre Grassi
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