Argentina llegó a un acuerdo con el Club de París

El acuerdo con el Club de París ha permitido consolidar una deuda por U$S 9700 millones, a 5 años, entendible a 7, con una tasa del 3%, con un pago inicial de U$S 650 millones en julio y un complemento de U$S 500 millones, informó el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. En la habitual conferencia de prensa matutina, en la Casas de Gobierno, precisó que la negociación “ha sido ardua, difícil” y agregó que una cuestión importante a destacar es que “es la primera negociación en donde no participa activamente el Fondo Monetario Internacional (FMI). No ha formado parte de las condicionalidades del proceso de negociación”, dijo. Puso de relieve también que el proceso de negociación estuvo a cargo del ministro de Economía, Axel Kicillof y de su equipo económico, quienes regresarán mañana al país e informarán al Congreso, aunque ya se han difundido ampliamente las bases del acuerdo, acotó. Recordó que parte de la deuda con el Club de París se originó antes del año 1983, se consolidó en 1985 y se incorporó al presupuesto público en 1986. Puso de relieve luego que es muy importante señalar que la Argentina “ha tenido un cumplimiento muy positivo” del pago de sus deudas. “Desde el 25 de mayo de 2003 se han pagado regularmente las deudas” que contrajo la Argentina con los organismos internacionales y esto lo han manifestado los observadores en el proceso de negociación, dijo. Destacó que el proceso de negociación se desarrolló “en defensa legítima de los intereses soberanos” y agregó que “es muy importante que el pueblo argentino destaque la relevancia del liderazgo de Néstor Kirchner y de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el proceso de negociación de reestructuración de la deuda pública”. Dijo que se fijó como estrategia el compromiso conforme a la capacidad de pago, para no trasladar al esfuerzo colectivo de cumplimiento de la deuda en el pueblo argentino. Capitanich subrayó:”hemos podido garantizar el pago de intereses y capital a partir de la estrategia de crecimiento” y ejerciendo “la soberanía de nuestras potestades para no caer en las recetas ortodoxas que terminaron en ‘default’”