Gabriel es brasileño y se entrenó durante una semana en un campus del Barcelona en Rio de Janeiro. A pesar de sufrir una malformación en las extremidades, demostró que puede jugar igual que cualquier chico de su edad
Gabriel tiene 11 años, es brasileño, juega muy bien al fútbol y no tiene pies. La descripción se corresponde con un niño brasileño que entrenó durante una semana en un campus del Barcelona y sorprendió por su capacidad para jugar y moverse en la cancha.
El niño expresó que uno de sus sueños es poder entrenarse en el Barcelona, y así fue. Porque a pesar de que logró entrenarse sólo durante algunos días, Gabriel se mostró feliz por estar practicando con profesores del conjunto catalán.
«Pese a no tener los dos pies, tiene una coordinación motora sensacional», explicó el fisiólogo del Barcelona Camp, Mauricio Soares. Y las imágenes se transforman en el documento de la realidad. Porque ahí está Gabriel tirando bicicletas, parando la pelota y buscando el pase preciso.
El pequeño brasileño es una historia emocionante dentro del mundo del fútbol. Una historia de superación, lucha, inclusión y habilidad con la pelota. Porque lejos está Gabriel de ser un niño con poco manejo del balón. Todo lo contrario. El brasileño, que idolatra a Messi, sorprendió a todos con su juego.
Gabriel se adaptó a jugar con sus compañeros y logró superar la dificultad que padece de nacimiento por una malformación. El ídolo más grande del niño brasileño es el mejor jugador del mundo y de la Argentina. Esas paradojas que se generan en el fútbol con las rivalidades y el folclore del deporte más lindo del mundo. Ese mismo juego que lo llevó a Gabriel a superarse y entrenarse en el Barcelona.