¿Son buenas las discusiones de pareja? Para los investigadores sobre psicología positiva y del bienestar la respuesta es que sí. Al menos esta ha sido la primera de las conclusiones aportadas por los grupos de discusión de la Convención Anual de la American Psychology Association, que desde el pasado jueves se está celebrando en Orlando. “El perdón y el olvido en el matrimonio pueden ser beneficios a corto plazo, pero a la larga son perjudiciales porque no se resolverán los conflictos de pareja, provocando así que lo que en un principio era un pequeño problema se acabe convirtiendo en una losa insoportable”, explicaba el investigador de la Universidad de Florida James McNulty, tras presentar los resultados del estudio Toward a Contextual View of Psychological Processes and Well-Being. Una aproximación a las causas del éxito o fracaso de las relaciones de pareja.
El enfado y las discusiones matrimoniales son elementos necesarios para resolver los problemas, según se deduce del análisis comportamental de 225 parejas estadounidenses. Una novedosa línea de investigación que cuestiona uno de los principios básicos de la psicología positiva inamovibles hasta la fecha. Los efectos negativos del perdón se centran en que despoja a la pareja de las señales que marcan los límites de la transgresión. “Si uno de los miembros de la pareja hace o dice algo que ofenda al otro, y está en sus manos resolver el conflicto creado, será más beneficioso para ambos censurar esa actitud y no perdonar hasta que se solucione, si quieren ser felices a la larga”, explica McNulty.Cuanto más se perdone a una pareja más desagradable será
Cada pareja tiene sus propias limitaciones y debe ser flexible a la hora de abordar los problemas que inevitablemente aparecerán durante la convivencia. No es posible generalizar en estos asuntos, lamentan los investigadores, ni existe un protocolo sobre la manera ideal de comportarse en una relación. Sin embargo, identificar los problemas y visibilizar la contrariedad cuando algo no va bien es una regla básica que comparten las parejas que han llegado a la vejez con un mayor grado de satisfacción. “Definitivamente, se ha demostrado que el perdón sistemático no está relacionado con que la pareja sea más feliz, sino todo lo contrario”, añade el psicólogo.
Las relaciones en pareja, un antídoto contra la depresión
Los vínculos entre las relaciones amorosas, la salud y el bienestar han sido ampliamente analizados desde hace varias décadas. “Sabemos que las relaciones sentimentales, así como la correcta integración social, disminuyen el riesgo de muerte prematura”, explica la psicóloga Paula Pietromonaco de la Universidad de Massachusetts. La teoría del apego (o de los afectos) explica cómo los individuos cuentan con otra persona como referente emocional a la que acudir cuando se está angustiado o se está pasando por un importante bache vital. Evitar las discusiones puede acabar produciendo ansiedad y depresión
En la edad adulta, según Pietromonaco, este referente es “frecuentemente” la pareja o el cónyuge, que se convierte en un apoyo muy importante, “especialmente, cuando las personas se enfrentan a un acontecimiento estresante, pues son su fuente de consuelo y tranquilidad contribuyendo a que el otro individuo se sienta mejor”.
En un estudio presentado en la convención por esta psicóloga, y en el que participaron unos dos centenares de personas recién casadas, se descubrió que la vida en pareja altera los niveles de cortisona, lo que contribuye a predecir enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, que descienden cuando hay problemas conyugales. Al relacionar estos patrones con la salud mental se concluye que las parejas que intentan evitar las discusiones son a la larga las que más problemas de ansiedad y depresión sufren.
El apoyo psicosocial disminuye el riesgo a tener bebés prematuros
Esta psicóloga y su equipo llevaron a cabo otra serie de análisis para determinar el grado de interacción entre el bienestar de las parejas y la salud en general. Así, en uno de los estudios se concluyó que las mujeres embarazadas con un fuerte apoyo psicosocial eran más susceptibles de tener un hijo sano, con un desarrollo óptimo del feto y con menos posibilidades de tener hijos prematuros. El bienestar del matrimonio está asociado a la longevidad
Estas líneas de investigación todavía tienen un corto recorrido, por lo que los propios autores advierten sobre la necesidad de seguir concretando los resultados. “Aunque los estudios que relacionan la psicología con la salud están empezando a tener en cuenta los efectos del estado emocional de las parejas, estos resultados todavía no se han utilizado para ayudar a las personas a combatir enfermedades crónicas como el cáncer o la diabetes”, lamenta Pietromonaco. Una contribución que podría ser muy útil para que las personas encargadas de cuidar a los pacientes les ayuden a afrontar mejor la enfermedad